Ha pasado casi un año desde que la comunidad internacional se retiró y los talibanes tomaron el poder en Afganistán. La situación humanitaria en el país es catastrófica: 24.4 millones de personas, casi el 58% de la población, se ven afectadas por el hambre extrema.
Después de que los talibanes recuperaran el poder, el gobierno alemán interrumpió la mayoría de sus fondos para la cooperación al desarrollo en el país. Durante meses, las manos de las organizaciones no gubernamentales que trabajan en Afganistán estuvieron atadas y algunas tuvieron que suspender su trabajo, a pesar de que la necesidad urgente de ayuda ya se conocía antes de que los talibanes llegaran al poder.
La población de Afganistán está sufriendo. No sólo el gobierno talibán tiene un impacto negativo en la situación humanitaria. La actual crisis climática, las consecuencias de la pandemia del COVID-19 y las sanciones impuestas por la comunidad de Estados occidentales al gobierno en funciones han provocado el colapso de la economía y el estallido de una crisis financiera sin precedentes. Más recientemente, la guerra actual en Ucrania también ha provocado un rápido aumento en los precios de los alimentos en Afganistán, ocasionando hambre a millones de personas.
Además de la crisis humanitaria, los derechos de las niñas y las mujeres se encuentran muy amenazados desde la llegada al poder de los talibanes. A las niñas a partir del séptimo curso se les ha prohibido asistir a la escuela durante casi un año, a pesar de la presión de los países occidentales y las promesas de los talibanes. A esto se añade el nuevo decreto aprobado por los talibanes a principios de mayo, el cual priva a las mujeres de la libertad de salir de casa sin acompañamiento masculino o de trabajar en muchas profesiones. La nueva normativa se considera el intento más severo de los talibanes de controlar la vida de las mujeres en el país.
El gobierno alemán ha prometido fondos para los refugiados en los países vecinos, así como ayuda económica para las organizaciones de las Naciones Unidas en Afganistán. Pero todas las organizaciones no gubernamentales que están dispuestas a continuar su trabajo en el país necesitan también el apoyo financiero y administrativo del gobierno alemán. Las sanciones impuestas al régimen talibán limitan el trabajo de muchas organizaciones.
Al retirar precipitadamente las tropas y juzgar erróneamente la peligrosa situación sobre el territorio, el gobierno alemán ha contribuido a la actual crisis. Ahora le corresponde asumir la responsabilidad de sus acciones y ayudar a detener la catástrofe humanitaria. ¡Firma ahora nuestra petición y pide a los tomadores de decisión que asuman su responsabilidad y defiendan a la sociedad civil de Afganistán!