La crisis climática ha llegado, trayendo consigo la intensificación de las sequías y las olas de calor en todo el mundo. Ningún país es inmune a su fuerza, pero los impactos de un mundo que se calienta se sienten de forma desigual.
A pesar de ser los que menos contribuyen al cambio climático, las comunidades más pobres del mundo están en primera línea, y la mayoría carece de recursos para superar sus efectos devastadores.
La situación es grave: si no se controla, la crisis climática agravará la falta de vivienda y el hambre en todo el mundo, deshaciendo años de progreso para sacar a la gente de la pobreza.
La lucha para acabar con la pobreza extrema depende de la capacidad de la humanidad para hacer frente al cambio climático.