Hubo 89,178 incendios en la selva amazónica en 2019, un aumento del 30% respecto al año anterior, según datos de la agencia de investigación espacial INPE.
En 2019 hubo más incendios en el Amazonas que en cualquier otro momento de la última década, de acuerdo a lo que informó Reuters.
Este salto masivo refleja algunos de los objetivos políticos de la administración del presidente Jair Bolsonaro.
Bolsonaro asumió el cargo prometiendo despojar a los pueblos indígenas de sus derechos sobre la tierra, abrir el Amazonas a los intereses mineros y agrícolas, y tomar medidas enérgicas contra los grupos ambientalistas, según informó The Intercept.
Desde entonces, la deforestación ha aumentado.
Los incendios de 2019, en particular, provocaron consternación internacional. Los líderes de todo el mundo instaron al gobierno brasileño a contener los incendios, las celebridades se manifestaron en torno a la causa y se recaudaron millones de dólares para grupos de conservación.
Los científicos han advertido que el Amazonas podría entrar en una "espiral de la muerte" si se pierden demasiados árboles, lo que desestabilizaría la dinámica de autorregulación de la selva tropical, que también provocaría un declive irreversible.
Una espiral de muerte podría conducir, entre otras cosas, a una sequía extrema en las áreas circundantes.
Antes del año pasado, los incendios forestales habían disminuido en medio de un esfuerzo de años para reducir la deforestación.
Durante este período, la deforestación uperó en gran medida los esfuerzos de reforestación. De hecho, el Amazonas perdió 3.4 millones de hectáreas de bosque en la última década.
Desde que los humanos comenzaron a reemplazar bosque por tierra a principios de 1900, el Amazonas ha perdido el 20% de su masa.
La selva amazónica es el hogar de una asombrosa variedad de vida silvestre, aproximadamente el 10% de toda la biodiversidad. También es un sumidero de carbono masivo, una fuente importante de agua dulce y alimentos, y ayuda a regular el clima global.
La pérdida de la selva amazónica tendría un efecto devastador en el medio ambiente mundial. A menos que se tomen medidas para minimizar la deforestación y sus impactos negativos, este puede ser el final de la selva tropical.