Los microplásticos están llegando hasta el Ártico después de ser transportados miles de millas por las corrientes de viento, según un nuevo estudio publicado en la revista Science Advances.
Las pequeñas partículas son arrastradas por las ráfagas de aire y dispersadas por todo el mundo, llegando eventualmente a las regiones más remotas del planeta. Aunque la contaminación plástica directa es casi inexistente en el Ártico, la contaminación indirecta se está acumulando de manera que tiene consecuencias en gran medida desconocidas, según el informe.
"Hay muchos [microplásticos] por ahí, y esta es una vía adicional a la que no hemos prestado la atención requerida hasta ahora", dijo a Scientific American Melanie Bergmann, autora principal del informe.
Los autores señalan que el Ártico todavía está relativamente no contaminado por los estándares mundiales, pero la mera presencia de microplásticos en el área muestra cómo el problema de la contaminación plástica se está descontrolando.
Los microplásticos se forman a medida que pedazos más grandes de plástico se descomponen en pequeñas partículas a través del desgaste normal, la exposición a condiciones ambientales adversas y los procesos industriales. Por ejemplo, una carga típica de lavado de ropa libera alrededor de 700,000 microplásticos a la atmósfera.
El equipo de Bergman recolectó muestras de nieve en el archipiélago noruego de Svalbard para estudiar el alcance de la contaminación microplástica. Los investigadores eligieron la nieve, a diferencia de las muestras de agua, para estudiar el fenómeno porque recolecta y retiene todo tipo de partículas de la atmósfera. También les permitió aislar el plástico transportado por el viento en lugar de las corrientes oceánicas.
Los microplásticos probablemente terminaron en la nieve durante un evento de precipitación después de ser transportados por el viento, señalan los investigadores.
El equipo comparó las muestras con la nieve recolectada en los Alpes suizos y la ciudad alemana de Bremen.
La cantidad de plástico que se encuentra en Svalbard fue menor que el plástico que se encuentra en otros lugares. Los tipos de plástico también diferían, lo que sugiere que los plásticos diferentes tienen más probabilidades de viajar a través del viento que otros.
El estudio de Bergmann no exploró las consecuencias de la contaminación microplástica. Pero su investigación se suma a un creciente cuerpo de trabajo que muestra un mundo inundado de trozos invisibles de plástico.
En conjunto, los estudios probablemente estimularán más investigaciones sobre los efectos del consumo de microplásticos en la salud, según publicó Scientific American.
Ya se ha demostrado que los humanos ingieren aproximadamente 70,000 microplásticos anualmente al comer alimentos, beber agua y respirar. Es probable que la persona promedio ingiera muchos más microplásticos, especialmente porque algunos son de tamaño microscópico.
Los microplásticos pueden ser inherentemente dañinos para los humanos y también pueden recoger toxinas dañinas mientras circulan por el medio ambiente global.
Los autores del informe creen que respirar microplásticos podría penetrar profundamente en los pulmones, causando graves problemas de salud a largo plazo.
Aunque muchos países están comenzando a tomar medidas para frenar la producción de plástico y mejorar las instalaciones de gestión de residuos, se espera que la contaminación por plástico aumente en los próximos años.