No es un secreto que muchos hombres en la política participan en actos de corrupción. Sea aceptando un soborno, aprobando normas que favorecen a los ricos y los intereses corporativos, explotando recursos, usando dinero del gobierno para comprar drogas, prostitutas o suntuosos regalos, fácilmente puedo pensar en algunos ejemplos en EE.UU, como el ex alcalde de Nueva York y el ex gobernador de Virginia. Pero, ¿participan las mujeres en hechos de corrupción tan frecuentemente?
Una de mis películas favoritas es “Chicas Pesadas”-- Permítanme decirles por qué. Me encanta la película porque todo ese comportamiento furtivo y turbio ocurre todo el tiempo en la vida real. Esa frase, “levanta la mano si alguna vez has dicho algo malo sobre otra persona”, tristemente se aplica a muchas muchachas y mujeres. En “Chicas Pesadas”, Tina Fey expone el mundo interior de las jóvenes en una escuela secundaria de EE.UU., y no es lo que se podría esperar. Se revela un complejo sistema de corrupción, muchachas que compiten por el poder y las humillaciones de la “abeja reina”, que contrasta con la naturaleza dócil que la sociedad espera de las muchachas y las mujeres.
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A pesar de todo, las mujeres a menudo son percibidas como menos corruptas, respetuosas de principios morales y éticos más elevados debido a los estereotipos de género que categorizan a las mujeres como el “sexo débil.” Los estereotipos de género enraizados en la sociedad enseñan a las chicas a crecer siendo obedientes, calladas, pacientes y calmadas.
Entonces, ¿cuál es la realidad? ¿Son las muchachas y las mujeres corruptas, intrigantes y conspiradoras o son las mujeres por naturaleza protectoras y pacíficas en cargos de poder? Simplemente, ¿qué tan corruptas son las mujeres en comparación con los hombres?
¿Sería el mundo más pacífico si las mujeres estuvieran a cargo?
Primero, quiero reconocer que en todas partes existe desigualdad de género. Ningún país del mundo ha cerrado la brecha de género en todos los frentes. Es evidente que las mujeres han carecido de un acceso igualitario a cargos de poder en la política, las empresas y otras áreas.
Las brechas en los ingresos están disminuyendo lentamente, y en países como EE.UU., la igualdad de salarios es un tema candente.
Ahora más que nunca, más mujeres tienen acceso a la educación, y la relación de muchachas a muchachos en la escuela ha aumentado.
Las mujeres lideran 18 gobiernos en el mundo, un número ciertamente pequeño, aunque aún representa una mejora en comparación con años pasados.
Entonces, a medida que el mundo transita hacia un lugar más igualitario para las mujeres, ¿será el fin de la corrupción uno de los beneficios?
Bueno... depende.
Estadísticamente, las mujeres son menos propensas a aceptar u ofrecer sobornos que los hombres en política, pero el número de mujeres en esa área es aún tan pequeño que es difícil medir y comparar de manera precisa. En EE.UU., las mujeres solo ocupan 20 por ciento de los escaños del Congreso.
Las mujeres son menos corruptas en países democráticos con bajos niveles de corrupción. Pero el mismo estudio de Rice University encontró que en países con altos niveles de corrupción, desafortunadamente las mujeres se desempeñan en el juego tan bien como los hombres.
Esto podría deberse a que tales sistemas solo permiten que personas corruptas asciendan políticamente.
Por ejemplo, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, es objeto de acusaciones muy graves como la de que habría ayudado en la protección de funcionarios iraníes que colocaron bombas en un centro judío en 1994 y mataron a 85 personas. Incluso el caso se habría intentado cerrar cuando el fiscal que lo investigaba fue asesinado misteriosamente.
Por lo que simplemente aumentar el número de mujeres en la política no resolverá el problema de la corrupción en países donde la corrupción está desatada.
Sin embargo, hay un lado positivo.
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Las mujeres pudieran no ser la respuesta para resolver el problema de la corrupción en la política, pero si los niveles de corrupción disminuyen y las mujeres tienen acceso igualitario a cargos de poder y liderazgo, entonces podemos contar con que esos niveles de corrupción se mantendrán en un mínimo.
Después de todo, ¡las mujeres pueden arreglar muchas cosas! Dar poder a las mujeres impulsa las economías, la calidad de vida de los niños, reduce las tasas de mortalidad infantil y más. Promover y apoyar a las mujeres en cargos de poder es una parte clave para alcanzar la igualdad de género. Pero poner fin a la corrupción puede requerir un poco más de ayuda. Supongo que a veces no se puede esperar que las mujeres lo resuelvan todo.
Entonces, ¿cuál es la respuesta para eliminar la corrupción?
Estas son seis maneras de terminar la corrupción propuestas por el Banco Mundial.
1. Pagar bien a los funcionarios públicos
2. Hacer que el gasto del gobierno sea transparente (en serio, ¿a dónde va el dinero de los impuestos?)
3. Fortalecer las convenciones internacionales
4. Reducir la burocracia
5. Actualizar a tecnología inteligente
6. Cambiar los subsidios a transferencias de dinero (obtenga más información sobre estas propuestas aquí.)
De acuerdo con el Banco Mundial, pareciera que todo se trata de hacer que el gasto del gobierno sea más transparente. Espero que se realicen estas acciones, de forma que las mujeres puedan entrar de manera igualitaria en la política y ocupar cargos de poder y dar esos últimos pasos para poner fin a la corrupción.