Los niños que viven en la pobreza se enfrentan a muchos obstáculos para la educación, pero lo que está en juego y es especialmente importante son las niñas. En todo el mundo hay 130 millones de niñas que no están actualmente inscritas en la escuela. Invertir en su futuro tiene el potencial de elevar a sus familias y al mundo.
Cuando las niñas reciben una educación de calidad, ven los beneficios en todos los aspectos de su vida. Las mujeres que finalizan la educación secundaria tienen menos probabilidades de sufrir violencia por parte de su pareja y manifiestan mayores niveles de bienestar psicológico. Tienen mayores ingresos y sus hijos están más sanos.
Mantener a las niñas en la escuela apoya el crecimiento económico, promueve la paz e incluso ayuda a combatir el cambio climático. Para proteger a las generaciones futuras, primero debemos invertir en recursos y políticas que ayuden a prevenir los obstáculos que se mencionan a continuación.
1. Costo
Según el Banco Mundial, la pobreza es el factor más importante que determina si una niña puede o no acceder a la educación, incluso en las zonas en las que los padres no tienen que pagar colegiaturas escolares, puede ser difícil hacer frente a otro tipo de gastos como transporte, libros de texto o uniformes. Los padres también suelen depender de los ingresos de las niñas para mantener el hogar y enviar a una niña a la escuela significa que pasan menos tiempo ayudando en la casa.
Si las familias no pueden permitirse los costos de la escuela, es más probable que envíen a los niños que a las niñas. Cuando los padres tienen que decidir entre comprar artículos de primera necesidad, como alimentos, en lugar de toallas sanitarias, las niñas se ven obligadas a dejar de estudiar porque no pueden controlar sus periodos. Además, las familias permiten que sus hijas se casen aún siendo niñas, si ya no pueden mantenerlas.
2. El matrimonio infantil
El matrimonio infantil, es decir, el matrimonio de una niña menor de 18 años, ocurre en todo el mundo, pero de forma desproporcionada en los países en desarrollo. Los padres dejan que sus hijas se casen por varias razones. Algunos creen que están protegiendo a sus hijas del daño o del estigma asociado a tener una relación fuera del matrimonio, pero las niñas casadas que no reciben educación también tienen más probabilidades de sufrir embarazos precoces, desnutrición, violencia doméstica y complicaciones en el embarazo. Para las familias con dificultades económicas, el matrimonio infantil reduce su carga económica, pero acaba siendo más difícil para las niñas conseguir la independencia económica sin educación.
Existen alrededor de 700 millones de mujeres en todo el mundo que se casaron siendo niñas, según informó en 2017, UNICEF. En África subsahariana, 4 de cada 10 niñas menores de 18 años están casadas, y el sur de Asia, donde cerca del 30% de las niñas menores de 18 años están casadas, tiene los niveles más altos de matrimonio infantil, según UNICEF.
3. La menstruación
Una vez al mes, desde el momento en que una niña alcanza la pubertad, existe la posibilidad de que falte a la escuela y al trabajo durante una parte importante de su vida porque tiene la menstruación.
La menstruación está estigmatizada en todo el mundo y la vergüenza cultural que conlleva este proceso natural hace que las niñas se sientan demasiado avergonzadas para participar plenamente en la sociedad. En Nepal, por ejemplo, las mujeres que menstrúan son consideradas impuras por su comunidad y son desterradas a chozas durante sus ciclos.
Algunas niñas acaban faltando a clase porque no pueden comprar productos sanitarios o porque no tienen acceso a agua y saneamiento para mantenerse limpias y prevenir enfermedades.
Cuando las escuelas carecen de baños separados, las niñas se quedan en casa cuando tienen la menstruación para evitar ser agredidas o acosadas sexualmente. Las niñas con necesidades especiales y discapacidades no tienen acceso a las instalaciones y recursos que necesitan para una correcta higiene menstrual.
4. Tareas domésticas
El trabajo doméstico forzado crea una baja autoestima en las niñas y una falta de interés en la educación. Las responsabilidades de los adultos, como cuidar de los padres enfermos o de los hermanos, suelen recaer en las niñas.
En todo el mundo, las niñas pasan un 40% más de tiempo realizando tareas no remuneradas -como cocinar, limpiar y recoger agua y leña- que los niños. Algunas de estas tareas ponen a las niñas en peligro de sufrir violencia sexual.
En Burkina Faso, Yemen y Somalia, las niñas de entre 10 y 14 años padecen una carga desproporcionada de las tareas domésticas en comparación con los niños. En Somalia, las niñas son las que más tiempo dedican a las tareas domésticas, con una media de 26 horas semanales.
5. Violencia de género
La violencia de género puede adoptar muchas formas, como el abuso físico y sexual, el acoso y la intimidación. El hecho de sufrir violaciones, coacciones, discriminación y otros tipos de abusos afecta a la matriculación de las niñas, disminuye su participación y sus logros, y aumenta las tasas de absentismo y abandono escolar.
Se calcula que 246 millones de niñas y niños sufren acoso y abusos en su camino a la escuela cada año, pero las niñas son un blanco de este tipo de acciones. Tanzania descubrió que casi 1 de cada 4 niñas que sufrieron violencia sexual mientras iban o venían de la escuela denunciaron el incidente y casi el 17% denunciaron que al menos un incidente ocurrió en su escuela o en sus instalaciones.
Los padres son menos propensos a dejar que sus hijas vayan a la escuela si tienen que recorrer largas distancias inseguras.
6. Conflictos y crisis
Las niñas y las mujeres de las zonas afectadas por conflictos y crisis encuentran más obstáculos para asistir a la escuela. Se calcula que 39 millones de niñas y adolescentes de países afectados por conflictos armados o desastres naturales carecen de acceso a una educación de calidad. Las niñas refugiadas tienen la mitad de probabilidades de ir a la escuela que los niños refugiados.
En Sudán del Sur, 72% de las niñas en edad de ir a la escuela primaria no asisten, en contraste con 64% de los niños. Del mismo modo, en Afganistán, el 70% de los 3.5 millones de niños sin escolarizar son niñas.
En todo el mundo se producen tres veces más ataques contra las escuelas de niñas que contra las de niños. Cuando las escuelas son objeto de emboscadas, los niños corren el riesgo de morir o resultar heridos, las infraestructuras quedan destruidas y los sistemas educativos se debilitan a largo plazo. Sin educación, las niñas carecen de las habilidades que necesitan para hacer frente a la crisis y ayudar a reconstruir sus comunidades.
7. Trata de personas
El número de niñas denunciadas como víctimas de trata de personas va en aumento. De todas las víctimas de trata denunciadas en el mundo en 2016, el 23% fueron niñas, frente al 7% de niños. Los traficantes explotan a las niñas para el trabajo forzado y el matrimonio, pero la mayoría son explotadas sexualmente.
Las mujeres y las niñas víctimas de trata se enfrentan a altos índices de violencia física y sexual, así como a problemas de salud mental y física. Esta forma de abuso pone a las niñas en el camino de quedar atrapadas en un ciclo de pobreza y esclavitud que les impide recibir una educación.
Las personas que viven en zonas afectadas por conflictos armados en África, Oriente Medio y Asia son especialmente vulnerables a la trata de personas, sobre todo cuando se ven separadas de sus familias y acaban viajando solas.
En Medio Oriente, las niñas y jóvenes que viven en campos de refugiados suelen ser casadas sin su consentimiento y explotadas sexualmente en los países vecinos. Como consecuencia del ascenso del grupo militante suní Estado Islámico (ISIS), la trata se ha disparado en Irak. Hasta 10,000 mujeres y niñas de Irak han sido secuestradas o traficadas para la esclavitud sexual y enviadas a Siria, Jordania o los Emiratos Árabes Unidos. En Myanmar, debido al conflicto entre las fuerzas gubernamentales y el Ejército de la Independencia Kachin, las mujeres y niñas de etnia kachin suelen ser objeto de trata con destino a China, donde la "política del hijo único" provocó una escasez de posibles esposas y madres.
¿Qué se está haciendo?
El Objetivo Global 4 pretende garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa para todos, especialmente para niñas y mujeres, de aquí al 2030. Varias organizaciones están trabajando para alcanzar este objetivo a través de diversas estrategias, desde la defensa de la revisión de los planes de estudio y las políticas, hasta la promoción de la igualdad de acceso a la tecnología en las escuelas.
UNICEF está dando prioridad a las iniciativas de educación secundaria de las niñas que abordan las normas discriminatorias de género, y a la gestión de la higiene menstrual en las escuelas. La educación no puede esperar, el primer fondo del mundo dedicado a la educación en situaciones de crisis y conflicto, está promoviendo entornos de aprendizaje seguros, mejorando las habilidades de los profesores y apoyando programas de educación con perspectiva de género. El Fondo Malala, fundado por la activista pakistaní y ganadora del Premio Nobel Malala Yousafzai, invierte en activistas locales de la educación, aboga por responsabilizar a los líderes y amplía las voces de las niñas.
ACTÍVATE: El Movimiento de Global Citizen es una serie documental de seis episodios de National Geographic y Procter & Gamble, coproducida por Global Citizen y RadicalMedia. ACTÍVATE crea conciencia en torno a la pobreza extrema, la desigualdad y los problemas de sostenibilidad para movilizar a los ciudadanos del mundo a que actúen e impulsen un cambio significativo y duradero. La serie se estrenará mundialmente en otoño de 2019, en National Geographic, en 172 países y 43 idiomas. Puedes obtener más información aquí.