Inundaciones en Yakarta, derretimiento de glaciares o incendios en Los Ángeles. El rostro del cambio climático varía en todo el mundo, y ciertas regiones, ecosistemas y comunidades son las más afectadas por sus impactos. Las causas son variadas: uso de combustibles fósiles, deforestación, fugas de metano, todos problemas afectados además por dimensiones geopolíticas como acuerdos comerciales y conflictos.
Para los educadores, elaborar un plan de estudios en torno a este fenómeno multifacético puede ser un desafío. Para complicarlo más, el cambio climático empeora cada año, lo que obliga a los científicos a actualizar continuamente los análisis científicos anteriores.
¿Y las soluciones al problema? ¿Energía renovable? ¿Repoblación forestal? ¿Pesca sostenible? ¿Cómo se incluyen esos temas en las currículas escolares?
El Climate Action Project (Proyecto de Acción Climática) quiere facilitar este desafío. Esta organización sin fines de lucro tiene como objetivo empoderar a una nueva generación de educadores y estudiantes con planes de estudio atractivos que incluyan al cambio climático.
En octubre el Proyecto de Acción Climática traerá un programa de cambio climático de seis semanas a hasta 10 millones de estudiantes en al menos 107 países, aprovechando la experiencia de científicos, legisladores y activistas de organizaciones como la NASA, el Fondo Mundial para la Naturaleza y el Naciones Unidas. El proyecto es de composición abierta, fomenta la colaboración entre países y se centra en las soluciones. A medida que los estudiantes aprendan sobre el cambio climático, se los animará a imaginar una salida a la crisis.
El Proyecto de Acción Climática está refinando y expandiendo su enfoque hasta que todos los estudiantes del mundo tengan acceso a una comprensión básica del cambio climático y cómo abordarlo.
"Para mí, fue muy importante aprender a enseñar sobre el cambio climático", le dijo a Global Citizen Koen Timmers, fundador del Proyecto de Acción Climática. "Muchos estudiantes se declaran en huelga para dar una señal contundente a los gobiernos y las comunidades, y los profesores no sabían realmente cómo enseñar sobre el tema".
"Cuando haces esto con una buena estructura y todos aprenden unos de otros y tienes conocimientos disponibles para todos, realmente puedes unir fuerzas y educar en un nivel superior", agregó. "Los maestros realmente se aseguran de que el proyecto pase a otro nivel; no solo están cambiando la mentalidad y el comportamiento de las comunidades, sino también de la sociedad".
Timmers lanzó la organización sin fines de lucro en 2017 como un recurso para los educadores que buscan incorporar el cambio climático en sus planes de estudio. Nunca se le ha pagado por ese trabajo; simplemente lo impulsa porque quiere abordar la brecha de conciencia global al respecto. De hecho, solo Italia exige que las escuelas enseñen sobre el cambio climático.
La organización ofrece orientación para los maestros en todas las materias, desde matemáticas hasta literatura, y sus planes de estudios se pueden adaptar a los estudiantes de 4 a 21 años. En el transcurso de seis semanas, los estudiantes aprenderán sobre las causas y efectos del cambio climático, posibles soluciones y cómo actuar.
Los maestros de todo el mundo pueden inscribirse en el programa y recibir apoyo y capacitación para el próximo semestre. En algunos países, los profesores no pueden participar porque Internet está censurado o no es confiable. Durante la pandemia de COVID-19, la falta de conectividad a Internet en muchos países ha perjudicado aún más a los estudiantes que viven en la pobreza. A medida que las aulas se vuelven remotas, los estudiantes tienen que aprender en casa con computadoras portátiles y teléfonos, y los que no tienen estas herramientas a menudo se quedan atrás.
Timmers dijo que los problemas ambientales a veces han interrumpido los eventos educativos. Por ejemplo, un devastador deslizamiento de tierra en Sierra Leona en 2018 impidió que los estudiantes participaran en las sesiones. Ejemplos de cómo el plan de la lección cobra vida subrayan la urgencia del proyecto.
Timmers agregó que los primeros resultados de los programas han sido prometedores.
En Rumania, por ejemplo, los estudiantes de secundaria ya desarrollaron sus propios bioplásticos. Un educador en Canadá creó un plan de lecciones para que los estudiantes de todos los grupos de edad aprendan sobre la acidificación del océano mediante un sencillo experimento de laboratorio. Los estudiantes de Malawi ayudaron a encabezar un proyecto para plantar 60 millones de árboles a lo largo de cuatro ríos principales que desembocan en el lago Chilwa. En Nueva York, los estudiantes ya están construyendo jardines verticales.
"Algunos de los estudiantes realmente han creado cosas interesantes", dijo Timmers. "En Alabama, un maestro creó una maleta solar con sus alumnos que luego fue enviada a un campo de refugiados en Kenia para asegurarse de que tuvieran suministro eléctrico".
Timmers también ha visto al proyecto salvar las divisiones culturales y hacerse eco del tipo de solidaridad que se observa en los movimientos climáticos globales.
Estudiantes de Pakistán e Israel, Estados Unidos y Rusia, Irlanda e Irlanda del Norte han participado juntos en las sesiones.
"No solo vieron cómo trabajan los otros estudiantes, sino que se dieron cuenta de que son iguales, y también tienen grandes ideas", dijo Timmers.
Los últimos meses han creado nuevas oportunidades para la colaboración global. Los organizadores han trasladado sus reuniones a Internet, los profesores han tenido que organizar las clases a través de Skype e incluso los responsables políticos han tenido que descargar Zoom.
Timmers espera que esta nueva habilidad para el aprendizaje en línea y la interacción para generar ideas, traiga nuevas oportunidades de colaboración a través del Proyecto de Acción Climática.
"Que los estudiantes se declaren en huelga es realmente poderoso", dijo. "¿Pero los estudiantes actuando y encontrando soluciones? ¿Haciendo inventos, prototipos, aprendiendo de una manera auténtica? A mí también me gusta esa parte".