La lucha contra la corrupción es un reto importante en Paraguay. Según el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2021 de Transparencia Internacional, Paraguay ocupa el puesto 128 de 180 países. El IPC selecciona la clasificación de los países con base en sus "niveles percibidos de corrupción en el sector público". Los resultados siguen una escala de 0 (muy corrupto) a 100 (muy limpio) (la puntuación más reciente de Paraguay fue de 30 sobre 100).

Transparencia Internacional señaló que, a pesar de algunas mejoras en Paraguay y Guyana, los esfuerzos para hacer frente a la corrupción en las Américas "se han paralizado".

No se puede subestimar la importancia del espacio cívico abierto cuando se trata de hacer frente a la corrupción. Por eso son tan necesarias las organizaciones de la sociedad civil como reAcción, que comenzó como un movimiento de estudiantes de secundaria.

El fundador de reAcción, David Riveros García, nos comparte cómo su experiencia infantil de corrupción en la educación pública lo llevó a una vida de activismo.


Soy hijo de un limpiabotas y de una niña abandonada en la calle, que finalmente fue adoptada. Mis jóvenes padres experimentaron la pobreza extrema y el hambre de primera mano. Cuando yo estaba en sexto grado, mis padres, que tenían más de veinte años, estaban terminando la escuela secundaria. Ninguno de ellos fue nunca a la universidad. Crecer con unos padres con esas historias de vida fue una inspiración por la forma en que sobrevivieron y consiguieron criarnos a mí y a mi hermano. Pero también sé que las perspectivas de mis padres estaban limitadas y que nunca estuvieron expuestos a la literatura, a la política, a la economía, a todo lo que llamamos la herencia cultural que muchas personas tienen cuando sus padres tienen estudios universitarios.

También tuve la suerte de crecer en un barrio muy humilde y pobre. La zona de la que procedo, donde nací y me crie, es una zona que acaba de ser habitada porque hubo un gran proyecto en Paraguay que creó una presa hidroeléctrica con Brasil. La construcción de esa represa trajo gente de Brasil y de Paraguay, de todos los rincones de la región, a donde se encuentra el pueblo. Así que mi barrio se llenó de mucha gente que venía de comunidades pobres, quienes rápidamente crearon vínculos con otras personas con las que no tenían relación de sangre, pero que se necesitaban mutuamente para seguir adelante.

David Garcia in Ciudad del Este, Paraguay.
Image: Maya Riquelme for Global Citizen

Crecí en ese contexto, con vecinos a los que llamo mis tíos y tías. La frase "se necesita un pueblo para criar a un niño" es cierta, y creo que eso me expuso a muchas cosas que finalmente me llevaron a convertirme en el líder que soy. Escuché sus historias y las de nuestros vecinos mientras crecía, y oí las cosas por las que tuvieron que pasar. De niño, siempre sentí la responsabilidad de honrarlos, de hacer que se sintieran orgullosos, de intentar trabajar por una realidad en la que ningún niño tuviera que trabajar como limpiabotas o ser abandonado.

Mi conversión en activista no se produjo realmente hasta que estaba en el instituto. Hasta entonces yo era el típico ciudadano o joven de Paraguay que aborrecía la política en cualquiera de sus formas. Incluso el consejo estudiantil era algo que me desagradaba mucho porque los políticos estudiantiles para mí sólo hacían lo mismo que los políticos corruptos. Recuerdo haber prometido a mis compañeros que nunca me presentaría a un cargo estudiantil porque, aunque me importaba mucho ayudar, ese compromiso estaba más allá de lo que me interesaba hacer.

Esto fue hasta que mi hermano, su amigo y yo estuvimos en el Centro Regional de Educación de Ciudad del Este, que era el segundo instituto público más grande del país, con un alumnado de entre 3.000 y 4.000 estudiantes. Había un rumor, una broma, de que mi hermano, su amigo y yo nos presentaríamos al consejo estudiantil. Sin embargo, días después, el entonces presidente del consejo estudiantil nos ofreció dinero para que no nos presentáramos a las elecciones, en lugar de competir con él. Era demasiado dinero para alguien que tenía 17 años en ese momento. Me hizo pensar: "¿Qué hago ahora? Está pasando algo que probablemente sea muy malo".

Fue [por] ese llamado a la responsabilidad, al deber, y en contra de que no me gustara la política ni el consejo estudiantil, que decidimos presentarnos a las elecciones, y eso cambió mi vida por completo. Nos presentamos con monedas de cinco centavos. Recuerdo que iba por ahí pidiendo a la gente que nos diera monedas para poder financiar nuestra pequeña campaña. Y el otro tipo, que nos había ofrecido dinero, se presentaba con dinero del partido político. Así que todo lo que tenía era industrial en cierto modo; los carteles, los postes, las pegatinas y todo. Mostraba la cantidad de influencia del Partido Colorado de Paraguay, que gobernó bajo la dictadura durante las últimas seis décadas. Era su forma de poner bajo los reflectores a un futuro candidato suyo, y de financiar el crecimiento de esa persona.

A pesar de los pronósticos, en un par de semanas ganamos las elecciones y obtuvimos el doble de votos que el otro candidato. Fue un contraste enorme porque el otro bando tenía todo a su favor: dinero, influencia, conexiones, etc. Pero ganamos y eso fue enorme para nosotros. Nuestra primera misión fue tratar de investigar cuánta corrupción había dentro de toda la escuela. No fue realmente una sorpresa, pero descubrimos que toda la junta directiva era corrupta. Y había muchos casos no sólo de corrupción y de utilización de los fondos para otros fines, sino que había acoso, acoso sexual. Hubo encuentros físicos entre profesores o directores y alumnos. Había historias documentadas de profesores que intentaban estrangular a otros profesores.

Una vez que tuvimos esas pruebas, las presentamos al ministro de Educación. Pedimos al ministro que auditara la institución, que era el paso lógico después de revisar todas las pruebas. Eso no ocurrió. Y pasamos unos tres meses yendo a Asunción, al ministerio, presentando todos los documentos, y luego nos vimos obligados a radicalizar nuestra posición. Así que empezamos una manifestación en 2008, antes de la era de las redes sociales, antes de que un vídeo pudiera hacerte viral, y la manifestación duró aproximadamente un mes. Estábamos, especialmente yo y mis otros amigos, en las portadas de los periódicos locales con nuestras caras, lo que era ilegal porque éramos menores de edad y nos pusieron títulos como drogadictos y vándalos.

Durante las cuatro semanas de manifestaciones, recibí amenazas en mi teléfono móvil y fui difamado por los medios de comunicación locales. Estuve a punto de ir a la cárcel un par de veces, pero no lo hice porque era menor de edad y porque mis compañeros no permitieron que la policía me detuviera. Ese trauma me despertó a una realidad en la que la corrupción era tan omnipresente que cualquier joven que intentara enfrentarse a ella a nivel de instituto (ni siquiera a nivel nacional) obtenía ese tipo de reacción por parte de la policía, los medios de comunicación locales y el partido político. Ese período y ese trauma, que también incluyó que casi no se nos permitiera graduarnos de la escuela secundaria, me llevó a preguntar cómo un país puede decir que está luchando contra la corrupción si su próxima generación está siendo educada por gente corrupta. Así que reAcción nació en ese momento, en 2008, cuando yo tenía 17 años.

David Garcia

David Garcia
David Garcia is pictured with colleagues in the ReAcción offices in Ciudad Del Este, Paraguay.
Maya Riquelme for Global Citizen

David Garcia

David Garcia
Details around the ReAcción offices in Ciudad Del Este, Paraguay. ReAcción was started as a high school students movement aimed at tackling corruption in public education.
Maya Riquelme for Global Citizen

David Garcia

David Garcia
Corruption is a major challenge is Paraguay. According to the 2021 Corruption Perceptions Index by Transperancy International, Paraguay ranks 128th out of 180 countries.
Maya Riquelme for Global Citizen

La organización nació de mi deseo de ayudar a crear una plataforma para los niños desfavorecidos del sistema educativo público que eran líderes y que necesitaban ese espacio para crecer en su liderazgo. El objetivo era luchar contra la corrupción, que es probablemente el reto más importante de Paraguay. Nuestra misión es catalizar la innovación comunitaria para luchar contra la corrupción, porque la comunidad es fundamental para nosotros. Sin embargo, hacer esto siendo tan jóvenes como cuando empezamos fue un reto. Geográficamente el campo donde estábamos representaba un enorme desafío porque el ecosistema de la sociedad civil en Paraguay se concentra principalmente en Asunción. Así que no teníamos realmente ningún modelo. Eso nos hizo ser muy innovadores, porque no sabíamos qué más hacer. No podíamos seguir las estructuras ni las mejores prácticas. Teníamos que aprender y hacer lo que nos pareciera mejor. Por otro lado, todo el proceso de desarrollo de este espacio se basó en mucho sacrificio y desgaste porque no teníamos recursos. No teníamos financiamiento, todos teníamos 17 y 18 años y el capital humano era inexistente para esto.

Sin embargo, todo el trabajo duro y el aprendizaje dieron sus frutos. En términos de nuestro mayor impacto, hay cientos de líderes brillantes y desfavorecidos que han venido y se han convertido en parte de la comunidad, y están creciendo. Es difícil medirlo en cifras, pero para mí ese es el impacto más importante.

Luego tenemos todas las cifras. Una de ellas es que, debido al trabajo de supervisión que hemos realizado sobre un fondo de inversión en nuestra ciudad, hay pruebas publicadas en un artículo académico revisado por pares de que la supervisión de este fondo y el fomento de la acción colectiva han multiplicado por cinco la asignación correcta de los fondos, reduciendo así la corrupción entre 2015 y 2017 en nuestra ciudad. Es un impacto enorme. Hemos monitoreado más de 18 millones de dólares de financiamiento que provienen de este fondo de inversión para educación, infraestructura y almuerzos escolares en nuestra ciudad. A partir de 2022, supervisaremos unos 90 millones de dólares anuales en todo el país. También nos hemos convertido en un caso de estudio en publicaciones del Banco Mundial y la CEPAL, y una de nuestras iniciativas está considerada actualmente como una de las mejores en materia de anticorrupción y gobierno abierto por el World Justice Project. Todo esto lo hemos conseguido en una década de trabajo con una plantilla que nunca ha superado los 23 años de edad promedio. Con ello, espero que desafiemos la percepción de que la juventud es sólo un estallido momentáneo de energía y pasión; demostramos que también podemos construir y revolucionar las cosas a largo plazo.

Ahora estamos presentes en los tres municipios más grandes e importantes de Paraguay que se extienden a muchos millones más de dólares al año. Y estamos empezando a formar a las comunidades de estos nuevos municipios. Que yo sepa, es la primera vez que una organización de la sociedad civil en Paraguay se extiende en sentido contrario; del campo a la capital. Normalmente es de la capital al campo, y estamos muy orgullosos de ello, sobre todo porque ahora vamos a transferir nuestra experiencia y los jóvenes líderes que hemos formado y orientado van a ser quienes establezcan las conexiones y enseñen en estos nuevos municipios.

"Our mission is to catalyse community innovation to fight corruption, because community is central to us," explains David Garcia.
Image: Maya Riquelme for Global Citizen

Las organizaciones como la nuestra siempre necesitan diferentes cosas, como asistencia técnica y ayuda con el financiamiento, que puede ser donaciones de particulares. También es importante establecer conexiones con otras organizaciones del espacio cívico de todo el mundo. Sin embargo, igual de importante es que la gente comparta la historia.

Esta es una gran historia sobre una joven organización que lucha contra la corrupción en uno de los países más corruptos del mundo, y [nosotros] empezamos esto cuando teníamos 18 años y logramos ahora tener impacto y aclamación nacional e internacional. Todos venimos de contextos pobres, de familias humildes. Creo que lo más inspirador y lo más importante es que la gente sepa que existe algo como nosotros y que queremos conocer a más personas que están en luchas similares para poner el liderazgo de las comunidades en primer plano.

Contado a Gugulethu Mhlungu.


La serie En mis propias palabras 2022 ha sido posible gracias al financiamiento de la Fundación Ford.

In My Own Words

Combate la pobreza

He visto cómo la corrupción afecta al pueblo paraguayo. Por eso no descansaré hasta erradicarla

Por David Riveros García