En el condado de Kent, Michigan, los residentes latinos y afrodescendientes conforman el 20% de la población, pero representaron el 63% de las infecciones por coronavirus en el mes de mayo. En el condado de Fairfax, Virginia, hay tres veces más blancos que latinos, sin embargo, los latinos tuvieron cuatro veces más probabilidades de infectarse por el virus durante mayo.
Durante meses, en Estados Unidos, las cifras iniciales a nivel nacional y local han confirmado las desigualdades raciales en la pandemia de COVID-19, pero nuevos datos federales analizados por el New York Times muestran hasta qué punto el coronavirus ha afectado de manera desproporcionada a los latinos y afrodescendientes, al igual que a los norteamericanos nativos, quienes han enfrentado brotes devastadores en las reservas de todo el país.
Los datos recién evaluados — descritos por el New York Times como “la revisión más completa hasta ahora sobre aproximadamente 1.5 millones de pacientes de coronavirus en Estados Unidos” — muestran las formas en las cuales las desigualdades raciales, profundamente enraizadas, han determinado la trayectoria de la pandemia.
“El racismo sistemático no sólo se evidencia en el sistema de justicia criminal”, afirmó al New York Times Quinton Lucas, el alcalde de Kansas City, Missouri. “Estamos presenciando algo que está costando vidas no sólo en las zonas urbanas de Estados Unidos, sino en las zonas rurales, y en todas partes del país donde, francamente, la gente merece las mismas oportunidades de vida: asistencia médica, pruebas y rastreo del virus”.
El New York Times obtuvo información sobre 1.5 millones de pacientes de coronavirus en Estados Unidos a finales de mayo de los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC) después de demandar a la agencia para acceder a los registros a través de un juicio de la Ley de Libertad de Información (FOIA).
La información le permitió al New York Times revisar las desigualdades raciales en 974 condados del país, lo que representa más de 55% de la población general.
Desde Williamsburg, hasta el Condado de Olmsted, Minnesota, y el Condado de Plymouth, Massachusetts, los registros muestran desigualdades raciales masivas, y la información es aún más sorprendente cuando los casos se desglosan por grupos de edad. Los latinos entre los 40 y 50 años, por ejemplo, tienen 5 veces más posibilidades de contraer COVID-19 que los blancos en el mismo rango de edad.
Naciones Unidas ha exhortado a Estados Unidos y a otros países a abordar este “impacto atroz del COVID-19 en las minorías étnicas y raciales”.
Existen varias razones acerca de estas desigualdades, según el New York Times.
Los latinos y negros tienen casi el doble de probabilidades que los blancos de trabajar en el sector de servicios o trabajos de producción que no pueden realizarse de manera remota. Lo que significa que posiblemente pasan sus días en zonas muy concurridas, las cuales son ideales para la propagación del virus, y después llevan los gérmenes a casa.
Así mismo, existen más probabilidades de que los latinos y negros vivan en zonas con niveles altos de contaminación en el aire (se ha demostrado que esto exacerba los efectos del COVID-19), cuenten con menos acceso al seguro médico y que tengan enfermedades preexistentes relacionadas con la pobreza.
El New York Times afirma que la falta de transparencia en torno a esta información ha evitado el rastreo de contacto adecuado y las respuestas médicas en el país.
Se requiere analizar más datos para entender cómo estas desigualdades persisten en junio y julio. Sin embargo, el New York Times afirma que los CDC han fracasado considerablemente al trazar e informar al público de la escala de la pandemia. De hecho, los CDC estiman que hay hasta 10 veces más casos de los registrados oficialmente.
“Necesitas toda esta información para que los funcionarios de salud pública puedan tomar decisiones adecuadas”, afirmó al New York Times Andre M. Perry, miembro del Metropolitan Policy Program del Brookings Institution. “Si no están obteniendo esta información, entonces las municipalidades, barrios y las familias están operando básicamente en la oscuridad”.