En 2020, a partir del momento en que el COVID-19 se estableció como pandemia, el rostro de la educación global ha cambiado de manera radical.
En lugar de aprender cosas nuevas, socializar con compañeros y prepararse para el futuro, los niños han tenido que enfrentar el reto del impacto en la educación causado por el COVID-19, que ha resultado en una falta de asistencia escolar, en el incremento de los índices de deserción y en la reducción del financiamiento global. La educación como la conocemos ha sido puesta de cabeza por la pandemia del coronavirus.
La pandemia tanto de manera directa como indirecta ha afectado la forma en la cual los niños aprenden y, para muchos, dictado si recibirán siquiera educación. Aproximadamente 90% de las escuelas en el mundo fueron cerradas por un periodo de tiempo en 2020 — algunas por periodos más largos que otras —, lo cual tendrá un impacto duradero en los niños marginados de las comunidades más pobres.
La Organización Mundial de la Salud y Naciones Unidas expresaron sus preocupaciones el año pasado no solo sobre los efectos que un cierre de escuelas prolongado podría tener en la educación de los niños a largo plazo, sino también en otras áreas, como contar con la certeza de que los niños estén recibiendo la suficiente comida nutritiva y su seguridad, en particular la de las niñas.
En los casos cuando las escuelas siguieron los programas de estudios en línea a través del aprendizaje a distancia, muchos niños se quedaron fuera y cayeron en el rezago por la falta de acceso a internet o acceso a computadoras.
La Directora Ejecutiva de Unicef, Henrieta H. Fore, afirmó que incluso cuando el aprendizaje remoto está aquí para quedarse, muchos países no están preparados. Explicó que el acceso a la educación a distancia no es un problema que enfrentan solo los países en desarrollo, sino que el mundo entero actualmente enfrenta una crisis de educación global.
¿Cómo reanudaremos la educación en todas partes en medio del COVID-19?
Students from Opebi Junior Grammar School, wearing face masks to protect against coronavirus, attend lessons in Lagos Nigeria, Jan. 18, 2021.
Students from Opebi Junior Grammar School, wearing face masks to protect against coronavirus, attend lessons in Lagos Nigeria, Jan. 18, 2021.
Comienza con asegurarnos de que las escuelas ya no sufran cierres prolongados como sucedió en 2020. Si las escuelas necesitan seguir cerradas para prevenir la propagación del coronavirus, entonces es esencial que todos los niños tengan acceso al aprendizaje remoto.
Los países deben priorizar la educación en sus presupuestos respectivos y el financiamiento global para la educación necesita incrementarse para garantizar una educación de calidad para todos. Esto incluye asegurarse de que las escuelas estén a salvo del COVID-19, que los maestros sean apoyados económicamente a pesar de los cierres y que los niños tengan acceso al aprendizaje a distancia sin importar dónde se encuentren.
¿Cuáles son los 3 hechos clave que la gente debe saber sobre el impacto del COVID-19 en la educación?
9.7 millones de niños podrían desertar de la escuela para siempre como resultado de la pandemia.
463 millones o uno de cada 3 niños, no han podido tener acceso al aprendizaje remoto.
Se espera que el financiamiento global para la educación se reduzca 12% para 2022, lo que significa que los países pobres enfrentarán aún más retos para proveer una educación de calidad e incluyente para todos, al menos que actuemos ahora.
¿Cuál era la situación de la educación antes del COVID-19, y cómo el COVID-19 ha empeorado las cosas?
La pandemia ha hecho evidente los problemas existentes en la educación global que mejoraban lento pero de manera constante, además amenaza con revertir décadas de progreso en la educación de calidad garantizada para todos los niños.
Antes de la pandemia y entre los años de 2000 y 2018, el índice global de deserción escolar para los niños en edad escolar primaria descendió de 15% a 8%, lo que indica un mejoramiento constante.
En general, 258 millones de niños o uno de cada 6 en el mundo no asistían a la escuela antes del COVID-19, incluyendo 130 millones de niñas; y aproximadamente 75 millones de niños que viven en zonas afectados por conflictos y crisis enfrentaban barreras en el acceso a la educación.
Estas cifras aumentaron en 2020 y, según Unicef, 1.5 mil millones de niños en el mundo fueron afectados por el cierre escolar debido al COVID-19. Los niños vulnerables, como aquellos que viven en conflicto y crisis, corren dos veces más el riesgo de perder su educación y sus múltiples beneficios para sus futuros y para el mundo. Las niñas también se encuentran entre las más afectadas por los impactos de la pandemia en la educación, y están más en riesgo de desertar de la escuela de manera permanente que los niños después de estos cierres.
Según la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) se estima que 11 millones de niñas no retomarán sus estudios solo en 2021. Es más, un reporte compilado por la Malala Fund encontró que aproximadamente 20 millones de niñas en edad escolar secundaria en las comunidades más pobres podrían dejar la escuela después de que la pandemia termine.
Los refugiados en edad escolar también han sido perjudicados de manera particular. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (UNHCR por sus siglas en inglés) reportó que la mitad de todos los niños refugiados en el mundo están fuera de la escuela debido al COVID-19 y que esta situación empeorará si no se actúa de manera urgente.
¿Cómo impacta la crisis educativa en la vida de las personas?
First-grade students wear masks and socially distance in the gym during class at San Juan Bautista technical school in Lambare, Paraguay, Feb. 17, 2021.
First-grade students wear masks and socially distance in the gym during class at San Juan Bautista technical school in Lambare, Paraguay, Feb. 17, 2021.
Según Unicef, si los niños siguen sin asistir a la escuela o no tienen acceso a la educación, esto podría incrementar los riesgos de embarazo juvenil, nutrición deficiente y deserción escolar permanente para los niños en países de bajos ingresos.
La organización también encontró que el cierre de escuelas ha resultado en un incremento en la violencia contra los niños en el sur y este de África; y que cerca de 10 millones de niños no están recibiendo las comidas escolares, de las que muchos de ellos dependen.
Los impactos económicos de COVID-19 también han resultado en un incremento en la pobreza infantil en el mundo. Como resultado, millones de niños presuntamente fueron obligados a trabajar en 2020.
Ya que las familias llegan a depender de este trabajo infantil debido a las tensiones económicas en aumento por la pandemia, y el impacto económico perjudicial que la pandemia continúa teniendo en los países de bajos ingresos, existe en riesgo incrementado de que estos niños jamás regresen a la escuela.
¿De qué manera esto se relaciona con la misión de erradicar la pobreza extrema?
La educación es una inversión a largo plazo en la economía de un país, además es importante para construir el futuro de los niños. Si los niños no son educados es menos probable que contribuyan de manera importante a la economía de su país en el futuro, lo cual presenta una barrera más para erradicar la extrema pobreza.
La escuela no solo es importante para fomentar la educación, también puede proteger a los niños del trabajo infantil y del abuso doméstico. La educación de las niños a su vez se ve afectada de un modo severo ya que además corren el riesgo añadido de sufrir embarazo a una edad temprana y casamiento infantil si no asisten a la escuela.
Ya que los niños en algunas comunidades vulnerables dependen de la escuela para sus comidas diarias, el no poder asistir significa que también estén perdiéndose de comida y nutrición esenciales, que de otro modo no puede obtener.
¿Quiénes son los actores clave para combatir este problema?
Organizaciones como Unicef, UNESCO, la Organización Mundial de la Salud, la Malala Fund, Save the Children, Education Cannot Wait, entre otras, están trabajando de manera activa para garantizar que todos los niños regresen a la escuela y reciban una educación.
¿Qué medidas podemos tomar contra la falta de educación?
Para terminar con la crisis educativa, las escuelas en todo el mundo no pueden pasar por más cierres prolongados.
Si las escuelas siguen cerradas como precaución contra la propagación del COVID-19, entonces es vital que todos los niños tengan acceso a la educación remota, la cual puede darse de muchas formas incluyendo recursos y paquetes educativos en casa, clases transmitidas por televisión o programas de radio y clases en línea. Un incremento en el financiamiento global también es vital para implementar estas medidas y garantizar que los niños reciban una educación de calidad e incluyente a pesar de la pandemia.
Proveer una educación de calidad ahora incluye crear un ambiente a salvo del COVID-19 para que los niños aprendan, un financiamiento global incrementado podría contribuir de modo significativo a la construcción de infraestructura que se apegue a la distancia social, a establecer estaciones de lavamanos o proveer desinfectantes, además de suministrar cubrebocas a aquellos que no pueden costearlos.
En circunstancias de aprendizaje a distancia, los niños debe tener acceso continuo a los beneficios que recibirían en la escuela, como comidas diarias, apoyo en la salud física y mental, además de agua y recursos de saneamiento.
El apoyo a los maestros es esencial en el esfuerzo por acabar con la crisis educativa; por ejemplo, deben seguir obteniendo sus salarios durante los cierres escolares y recibir capacitación sobre cómo continuar educando a distancia.
Ayuda a garantizar que los niños puedan regresar a la escuela tomando medidas con nosotros aquí y exhortando a los líderes del mundo a desempeñar su parte. También puedes tomar acción aquí para conocer más acerca de la crisis educativa e informar a otros sobre este problema.
Traducción de Adam Critchley