De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FOA), una nutrición deficiente es una amenaza para la salud pública más grande de lo que pensábamos.
En un informe publicado el miércoles titulado "Prevención de la pérdida de nutrientes y el desperdicio en todo el sistema alimentario: acciones políticas para dietas de alta calidad", los investigadores encontraron que comer alimentos de baja calidad se ha convertido en una amenaza para la salud mayor que la malaria, la tuberculosis o el sarampión.
Ahora las FOA están pidiendo a los responsables de las políticas que reduzcan la pérdida y el desperdicio de alimentos para mejorar el acceso a alimentos nutritivos y saludables,informó UN News.
Ocurre que 1 de cada 5 muertes en todo el mundo está asociada con dietas de baja calidad, y el desperdicio de alimentos es el culpable. Con más de 821 millones de personas desnutridas en 2017, según la ONU, eso pone en riesgo a una parte significativa de la población.
La comida nutritiva no termina donde debería. Por ejemplo, la agricultura produce un 22% más de vitamina A que la que requerimos, pero la cantidad disponible para consumo humano es un 11% menos de lo que se necesita para una dieta saludable.
El problema comienza con sistemas de producción de alimentos cada vez más complejos. Un tercio de los alimentos producidos en el mundo nunca llega a los consumidoresporque los alimentos frescos y nutritivos, como las frutas, los vegetales y la carne, se echan a perder rápidamente.
Más de la mitad de todas las frutas y verduras se pierden o desperdician. Esto significa que el agua, la tierra y la energía utilizada para cosecharlos también se desperdician. Alrededor del 25% de toda la carne producida, el equivalente a 75 millones de vacas, no se consume. La sobreproducción de carne es un importante contribuyente a las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que afecta nuestra salud y el medio ambiente.
"Para enfrentar todas las formas de malnutrición y promover dietas saludables, debemos implementar sistemas alimentarios que aumenten la disponibilidad, la asequibilidad y el consumo de alimentos frescos y ricos en nutrientes para todos", dijo el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, quién fue coautor del informe.
El costo es una barrera real para las personas que viven en la pobreza extrema que intentan acceder a alimentos nutritivos. A partir de 2013, aproximadamente 767 millones de personas viven por debajo del umbral internacional de pobreza de menos de $1.90 por persona por día, según el Servicio Mundial de Educación sobre el Hambre. La Escuela de Salud Pública de Harvard encontró que comer una dieta saludable cuesta alrededor de $1.50 por día, lo que es casi el doble de la cantidad que tienen las personas que viven en la pobreza.
Poor-quality diets are now a greater public health threat than malaria, tuberculosis or measles.
— FAO Newsroom (@FAOnews) 7 de noviembre de 2018
A new policy brief urges policymakers to prioritize the reduction of #foodloss and #foodwaste
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En los países de bajos ingresos, los alimentos generalmente se pierden durante la recolección, el almacenamiento, el procesamiento y el transporte, mientras que en los países de altos ingresos, los minoristas y los consumidores son los principales responsables.
El desperdicio de alimentos también es una carga económica que termina costándole al mundo alrededor de $1 trillón al año, según la ONU.
El informe apunta a alentar la acción para resolver la crisis mundial de nutrición reduciendo la pérdida y el desperdicio de alimentos. Propone acciones políticas que cubran todo el sistema alimentario, al enfatizar la necesidad de educar a los líderes, centrarse en los alimentos perecederos, mejorar las infraestructuras y cerrar las brechas de datos sobre cuál es el estado de la pérdida y el desperdicio de alimentos.
Algunos países ya han avanzado hacia prácticas de desperdicio de alimentos más sostenibles. Los supermercados del Reino Unido, por ejemplo, se comprometieron a reducir a la mitad todos los desechos de alimentos para 2030, y Francia introdujo una política de cero desperdicios de alimentos en 2015. Ahora es tiempo de que el resto del mundo los siga.