Este artículo fue publicado originalmente en Thred Media.
Puede ser que seas la persona más sustentable del mundo durante tus años de vida, pero ¿qué ocurrirá cuando mueras?
Ser un individuo ambientalmente responsable no solo aplica al ámbito mortal. Nuestros métodos convencionales de enterrar son en realidad perjudiciales de manera sorprendente para el medio ambiente y utilizan una mezcla pesada de químicos tóxicos. Los cementerios usan grandes áreas de terreno y requieren mucho mantenimiento, mientras que la cremación emite una tonelada de monóxido de carbono, tizne, dióxido sulfúrico y hasta mercurio.
De cualquier forma en que lo veas, morir no es el proceso más amigablemente ecológico, por eso los científicos y las empresas emergentes de alta tecnología han estado estudiando formas de reinventar la preservación y el entierro de cuerpos humanos para hacer que la muerte sea menos agobiante para nuestro medio ambiente.
La compañía holandesa Loop recientemente desarrolló un nuevo y elegante ataúd sustentable llamado "Living Cocoon", el cual está hecho de micelio, los mismos filamentos que conforman la parte vegetativa del subsuelo de los hongos. Se trata de una alternativa compostable a los modelos de madera que desaparece en pocas semanas, lo cual disminuye la necesidad de grandes áreas de terreno y mantenimiento.
El ataúd ya se utilizó por primera vez en un funeral en Holanda.
De hecho el micelio ayuda a retribuir a la tierra — una parte muy importante de la lucha contra el cambio climático — al neutralizar las toxinas y proveer nutrientes frescos para las plantas. Sus fibras pueden usarse para hacer tejidos y también empaques. Hemos visto que otros pequeños negocios como Vollebak siguen proyectos similares este año, al crear ropa biodegradable a partir de hongos que puede convertirse en compost totalmente en tres meses.
Según el fundador de Loop, Bob Hendrikx, el Living Cocoon contribuye de manera activa a la descomposición total del cuerpo, además de acelerar el proceso de manera considerable, tomando solo varios años en lugar de una década. Los ataúdes tradicionales desaceleran la degradación normal del cuerpo ya que la madera, el metal y las telas sintéticas tardan más en descomponerse.
Cada ataúd toma algunas semanas para formarse. Una "estera" de micelio en forma de ataúd tiene que crecer y posteriormente secarse de manera natural. Una vez que el ataúd se expone al suelo húmedo comienza de inmediato a descomponerse otra vez.
Al conversar con el periódico The Guardian, Hendrikx afirmó que espera que su compañía ayudará a transformar la manera en la cual pensamos sobre los cementerios y entierros, convirtiéndolos en espacios amigablemente ecológicos que retribuyen al planeta en lugar de dañarlo. Un futuro donde los cementerios puedan albergar nueva vida a través de nutrientes frescos es muy emocionante. Además, podrían transformar nuestras asociaciones siniestras y góticas de manera convencional con las tumbas y los cadáveres.
Hasta ahora, Loop ha hecho 10 ataúdes en La Haya a un costo de $1,498 dólares pero la compañía planea reducir gastos de manera considerable conforme la demanda aumente. Loop lanzó la iniciativa de preventa para los "primeros 100" en su sito web donde los clientes pueden preordenar un ataúd con el propósito de asegurar fondos y aumentar la producción. La iniciativa otorgará un bono que podrás hacer válido llegado el momento.
Podríamos muy pronto ver más ataúdes compostables utilizados en todo el mundo, que reducirían de manera importante la huella de carbono de los entierros. Sí, incluso en la muerte podemos ayudar al planeta, desacelerar el cambio climático y proveer un poco de alimento extra para los gusanos en la tierra. Todos ganamos. Excepto tú, que estarás muerto. Pero por lo menos te fuiste de una manera amigablemente ecológica, ¿no?
Traducción: Adam Critchley