Las olas de calor actuales no serían posibles sin los gases de efecto invernadero que han sido liberados a la atmósfera por las actividades humanas, según un análisis de la Asociación Meteorológica Mundial.
Los científicos midieron recientemente 419 partículas de dióxido de carbono por millón en la atmósfera, la proporción más alta en millones de años. Dado que el dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero permanecen en la atmósfera durante décadas e incluso siglos, las olas de calor actuales no harán más que aumentar en los próximos años a menos que los países dejen de quemar combustibles fósiles.
La crudeza de esta nueva normalidad es inconfundible: temperaturas que alcanzan los 20 grados por encima de lo normal, hasta mil millones de mejillones cocidos vivos en sus conchas, infraestructuras críticas que se derriten y se doblan bajo una tensión extrema.
El cambio climático se manifiesta de diversas maneras, pero afecta sobre todo a las personas que menos contribuyen a él. Ante la llegada de un calor más extremo este verano, es importante recordar los impactos desiguales del cambio climático y dar prioridad a la justicia climática.
Estas son cinco formas en las que la actual ola de calor ha puesto de manifiesto e incluso agravado las desigualdades.
1. Las personas sin aire acondicionado tienen más probabilidades de morir a causa del calor extremo.
Cada verano las muertes se incrementan durante las olas de calor, y uno de los motivos es que la mayoría de estas personas carecen de acceso a un aire acondicionado. Aunque la situación económica de los fallecidos no está clara, es cierto que muchos hogares simplemente no pueden permitirse los elevados costes iniciales de un aire acondicionado, junto con sus costes energéticos mensuales.
En la mayor parte del mundo, el aire acondicionado está fuera del alcance de las personas que viven en la pobreza y los efectos de las olas de calor -desde el agotamiento por calor hasta la deshidratación y los ataques al corazón- se vuelven más probables como resultado.
2. El aumento del uso del aire acondicionado alimenta el cambio climático.
El aumento global del aire acondicionado alimenta de forma desastrosa el cambio climático. El aire frío que se introduce en los hogares requiere mucha energía de las redes eléctricas que dependen de los combustibles fósiles, lo que libera gases de efecto invernadero a la atmósfera. Los acondicionadores de aire, junto con los frigoríficos, suelen utilizar hidrofluorocarbonos (HFC) para tratar el aire caliente, y los HFC son un gas de efecto invernadero que absorbe el calor varios miles de veces más eficazmente que el CO2.
A medida que el mundo se calienta y la gente recurre a los aparatos de aire acondicionado para mantenerse a salvo, el planeta seguirá calentándose, a menos que los países eliminen rápidamente los combustibles fósiles, al tiempo que invierten en sistemas de refrigeración que utilicen alternativas a los HFC.
Para las personas que viven en la pobreza, esto significa una mayor exposición a condiciones de vida peligrosas y un mayor coste energético.
3. Los cortes de electricidad afectan sobre todo a los pobres.
Aunque las redes eléctricas de las zonas afectadas por la reciente ola de calor resistieron en gran medida el consiguiente aumento del consumo de energía, los analistas han observado que cuando se producen los apagones, afectan de forma desproporcionada a las personas con bajos ingresos. Para muchos hogares ricos, los efectos de un apagón pueden evitarse encendiendo un generador. Para las personas que no pueden permitirse un generador caro, la pérdida de energía puede impedirles refrescarse: de repente, los A.C. y ventiladores no pueden funcionar, y no puede congelarse hielo.
En todo el mundo, hasta 1.200 millones de personas carecen todavía de acceso regular a la electricidad, una situación que les hace especialmente vulnerables al aumento de las temperaturas.
4. Las olas de calor afectan gravemente a los trabajadores al aire libre.
Cuatro trabajadores municipales han fallecido este verano 2022 como consecuencia de la ola de calor. Sus muertes pusieron de manifiesto las condiciones de trabajo extremas a las que se ven sometidos los trabajadores al aire libre durante las olas de calor. En todo el mundo, los trabajadores de la construcción, los trabajadores agrícolas y las personas que ejercen otras profesiones al aire libre se ven obligados a continuar con sus trabajos a menudo con pocas medidas de protección -como un mayor acceso al agua y más tiempo de descanso- puestas en marcha.
Los científicos del clima advierten que las complicaciones de salud y las tasas de mortalidad aumentarán en los próximos años para las personas que tienen que ganar sus ingresos mientras trabajan al aire libre.
5. Estas olas de calor parecerán ordinarias en retrospectiva.
La última década fue la más calurosa de la historia. En los próximos cinco años es probable que las temperaturas sean aún más elevadas. El climatólogo Peter Kalmus afirma en un artículo de opinión para Los Angeles Times que es casi inútil seguir la pista a los récords de calor que se baten casi todos los años. En su lugar, toda la atención debería centrarse en eliminar los combustibles fósiles.
"Las olas de calor son cada vez más intensas, duran más, afectan a zonas más extensas y llegan antes en la temporada", escribió. "Un estudio reciente proyecta que si la humanidad no logra una rápida transición de los combustibles fósiles, una amplia franja de los trópicos experimentará condiciones de calor mortales casi todos los días del año a finales de siglo. En este escenario, cientos de millones de personas, quizás miles de millones, podrían verse obligadas a elegir entre la muerte y la migración."
La crisis climática tiene que ver fundamentalmente con la desigualdad: las personas ricas pueden eludir las consecuencias del cambio climático, envueltas como están en aire acondicionado, armadas con la capacidad de subir y bajar a una nueva parte del mundo en un momento, mientras que la mayoría de la población humana lucha bajo condiciones de deterioro.
Estas disparidades abarcan todo el planeta, ya que los animales y las plantas que no han desempeñado ningún papel en la crisis climática están siendo eliminados. Muchos de los impactos climáticos ya están fijados para miles de años, pero el empeoramiento de los impactos puede evitarse con una acción urgente.
Los activistas del clima y los científicos han argumentado que el statu quo de la extracción ilimitada de recursos, la contaminación y el crecimiento económico tiene que ser revisado lo antes posible. Esto significa poner fin a todos los proyectos relacionados con los combustibles fósiles, proporcionar una financiación ilimitada para un nuevo acuerdo ecológico a escala mundial, permitir que la Tierra se recupere y defender programas adecuados de justicia climática.
Las olas de calor que devastan comunidades en todo el mundo no pueden detenerse, el sol no puede desenchufarse, el clima no puede controlarse. Pero es totalmente posible cambiar la forma en que nos cuidamos unos a otros y cómo vivimos con y en el planeta.