Por Umberto Bacchi
TBILISI, 6 de enero (Fundación Thomson Reuters) - Mientras un tercer confinamiento atrapa a millones de escolares británicos en casa, las tablets gratuitas y las lecciones online se promocionan como formas alternativas de aprender durante el confinamiento.
A nivel mundial, dos de cada tres niños en edad escolar carecen de Internet en el hogar, según datos de las Naciones Unidas, y garantizar la igualdad de acceso a la educación se ha convertido en un gran desafío durante la pandemia.
Con gobiernos, organizaciones benéficas y empresas luchando por conseguir que más personas se conecten a Internet o para proporcionar fuentes de aprendizaje alternativas, estas son siete formas en las que los niños aprenden a distancia en todo el mundo durante el confinamiento como consecuencia de la pandemia de COVID-19.
Radios solares - Burkina Faso
Burkina Faso comenzó a transmitir lecciones por radio, televisión y en línea después de cerrar las escuelas en marzo. Las escuelas reabrieron para el nuevo año en octubre, pero las clases de radio continúan para los niños en las áreas afectadas por la pandemia.
El programa de aprendizaje remoto fue respaldado por la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), que distribuyó radios, bolígrafos y cuadernos que funcionan con energía solar en todo el país, así como en Mali y Níger.
Profesores por televisión - Georgia
La televisión nacional de Georgia ha transmitido lecciones diarias desde marzo.
La programación dura la mayor parte del día, con clases organizadas por maestros locales que cubren todos los grados y materias, desde matemáticas y geografía hasta deportes y ajedrez.
Tablets en el desierto - Colombia
En Colombia, la fundación benéfica juvenil El Origen ha distribuido tablets a cientos de niños de la tribu Wayuu en la árida provincia de La Guajira, en la frontera con Venezuela.
Una app para tablets llamada O-Lab permite a los niños elegir materias desde ciencias hasta música, así como información sobre la prevención del COVID-19, y estudiar en español y en su idioma nativo Wayuunaiki, sin necesidad de una conexión a Internet.
Votos web - Estados Unidos
En noviembre, los votantes de dos ciudades importantes de Estados Unidos respaldaron propuestas para proyectos municipales de banda ancha que buscan garantizar el acceso a Internet para los residentes. En Chicago, casi el 90% de los votantes respaldaron una propuesta de referéndum para que la ciudad garantice el acceso a Internet en todas las "áreas comunitarias", mientras que los residentes de Denver votaron para despejar el camino para que la ciudad construya potencialmente su propia red de banda ancha.
Internet in a Box - Kirguistán
En Kirguistán, el capítulo local de Internet Society, una ONG estadounidense, ha llevado una herramienta de aprendizaje llamada IlimBox a las escuelas de las aldeas rurales que carecen de acceso a Internet.
El dispositivo permite a los alumnos descargar material de aprendizaje como libros de texto y videos educativos en el idioma kirguís en sus teléfonos inteligentes, sin necesidad de conectarse, dijo Talant Sultanov, presidente de la Internet Society Kirguistán.
Guías de aprendizaje vía SMS - Kenia
En Kenia, la organización benéfica Metis distribuyó guías de aprendizaje en el hogar en persona, así como a través de mensajes de texto y WhatsApp, a unos 30.000 estudiantes.
El envío de las letras 'EDU' a un determinado número desencadena una serie de preguntas para determinar qué contenido enviar al alumno, con lecciones que abarcan matemáticas, jardinería y teatro.
Radiodifusión educativa - Gran Bretaña
La BBC dijo esta semana que brindaría la mayor oferta educativa en sus casi 100 años de historia para ayudar a los niños a aprender durante el confinamiento, incluso si no pueden conectarse, ejecutando horas de programación para alumnos de primaria y secundaria.
Los operadores británicos de redes móviles y banda ancha también están eliminando los límites de datos para ayudar a los niños desfavorecidos en Inglaterra a ver lecciones online.
Informe de Umberto Bacchi @UmbertoBacchi, editado por Lyndsay Griffiths para la Fundación Thomson Reuters.
Traducción: Erica Sánchez.
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