Los países tienen que cambiar rápidamente a formas restaurativas de agricultura y reducir drásticamente la producción de carne para salvar al planeta del catastrófico cambio climático, según un nuevo informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) sobre la tierra, publicó The Guardian.
Incluso si las fuentes renovables de energía y vehículos eléctricos se convierten en la norma, el daño ambiental causado por la producción de alimentos aún hará que el planeta sea inhabitable en las próximas décadas. Desde la deforestación hasta la degradación del suelo y la contaminación del agua, la producción de alimentos se ha convertido en una responsabilidad que debe abordarse de inmediato, advierte el informe.
“Ahora nos estamos acercando a algunos puntos de inflexión peligrosos en el comportamiento del clima, pero como revela este último informe del IPCC, va a ser muy difícil lograr los recortes que necesitamos hacer para evitar que eso suceda", le dijo a The Guardian Bob Ward, director de políticas del Instituto de Investigación Grantham sobre Cambio Climático y Medio Ambiente.
El informe es la continuación de una serie de reportes similares que piden una transformación del sistema alimentario mundial. En julio, la ONU publicó un informe que explora el estado de la seguridad alimentaria y descubrió que el hambre mundial está en aumento. El Instituto de Recursos Mundiales se asoció con la ONU para otro reporte sobre sostenibilidad alimentaria. Allí se concluyó que el mundo necesita producir más alimentos en menos tierra para 2050, de lo contrario ocurrirá un cambio climático catastrófico.
El último informe de la ONU amplía la discusión al centrarse en cómo se usa la tierra en todo el mundo.
Los autores encontraron que más del 72% de la superficie libre de hielo de la Tierra está siendo explotada para apoyar el apetito rapaz de la humanidad por alimentos y recursos naturales. La gran mayoría de esta tierra se está utilizando para criar ganado o cultivar, dos sistemas que se ven afectados negativamente por el cambio climático y contribuyen en gran medida a él.
De hecho, el uso de la tierra es responsable de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero que calientan el planeta cada año. El ganado, en particular, es la principal fuente de emisiones de metano, un gas de efecto invernadero significativamente más potente que el dióxido de carbono.
La deforestación es otro motor del cambio climático. A medida que se talan los bosques para dejar espacio para el pastoreo o los cultivos de ganado, se libera dióxido de carbono a la atmósfera y se elimina un sumidero de carbono vital en el proceso. La deforestación ha aumentado en un 80% durante el año pasado en la selva amazónica, principalmente debido a las operaciones de agronegocios.
A medida que el cambio climático calienta el planeta, erosiona e inunda las costas, altera los patrones de precipitación y provoca una sequía extrema, la producción de alimentos se vuelve aún más difícil. Las prácticas de las que dependen los sistemas agrícolas están minando la capacidad de la producción de alimentos en el futuro.
Un ejemplo alarmante de esto es la prevalencia de la degradación del suelo causada por la agricultura contaminante, la deforestación y otras prácticas industriales. Del mismo modo, la desertificación está arrasando el planeta.
La ONU le pide a los países cambiar fundamentalmente la forma en que se utiliza la tierra. Volver a construir - devolver la tierra a la condición en la que encontraba antes de la intervención humana - tendrá que ser una parte importante de la solución, según argumentan los autores.
Otro aspecto importante implica cambios en la dieta. Los países que tienen altas tasas de consumo de carne necesitan reducir su consumo de productos animales.
El desperdicio de alimentos, que cubre un tercio de todos los alimentos que se producen, debe reducirse. Además de ser enormemente ineficiente, la descomposición de los alimentos en los vertederos libera emisiones de gases de efecto invernadero.
El progreso tecnológico también debe compartirse entre los países para garantizar que las cosechas alcancen su máximo potencial y al mismo tiempo minimice el uso de recursos vitales como el agua.
El informe del IPCC cubre mucha más información sobre el uso de la tierra. Pero lo que sí queda claro es que luchar contra el cambio climático es un desafío amplio que afecta todos los aspectos de la vida.