Los estudios muestran que las mujeres son uno de los grupos más afectados durante las crisis, sin embargo, las trabajadoras domésticas han recibido protección social o ayuda económica limitada.
Un grupo de mujeres activistas en Guatemala, llamado Asociación de Trabajadoras del Hogar, a Domicilio y de Maquila (ATRAHDOM), es una de las muchas organizaciones que denuncian esta discrepancia.
La ONU estima que alrededor de un tercio de las trabajadoras del hogar en Guatemala han perdido sus trabajos como consecuencia de la pandemia de COVID-19. Con el temor de propagar el virus, muchos trabajadores han renunciado o los empleadores los han dejado ir, lo que los coloca en un mayor riesgo de pobreza.
ATRAHDOM ha entregado alimentos, equipo de protección personal y kits de salud e higiene a las trabajadoras domésticas en todo el país, según informó ONU Mujeres. También han estado trabajando para organizar transferencias de efectivo y acceso a servicios básicos de salud para mujeres. Sin embargo, muchas mujeres todavía están luchando para llegar a fin de mes.
Esta tendencia no se limita solo a Guatemala: las trabajadoras domésticas en toda la región enfrentan dificultades similares.
En América Latina y el Caribe, entre el 10,5% y el 14,3% de las mujeres trabajan en el sector doméstico. Además, el 93% de los trabajadores domésticos de la región son mujeres. El mayor número de las trabajadoras domésticas se encuentra en Paraguay, Argentina y Brasil.
Las mujeres que todavía están empleadas en estos roles han desempeñado un papel importante en la mitigación de los efectos de la pandemia de COVID-19 al cuidar a los niños y a las personas enfermas o que dependen de atención. Al hacer esto, están en la primera línea de la pandemia y potencialmente se exponen a la infección.
A pesar de las contribuciones que estas mujeres han hecho para apoyar a otras personas afectadas por el virus, son uno de los grupos más afectados, según ONU Mujeres.
Los trabajadores domésticos son más susceptibles a los efectos de la pandemia, sin protecciones sociales como la atención médica, la licencia por enfermedad con goce de sueldo o el tiempo libre. Las mujeres empleadas en el trabajo doméstico también ganan un 50% menos que el promedio, lo que resulta en recursos económicos limitados a los que recurrir durante las crisis.
Las normas culturales en la región también significan que los hombres no suelen participar en el trabajo doméstico, y las mujeres cargan con la carga adicional de ser más responsables del cuidado de los niños, la limpieza y la cocina en el hogar, así como el equilibrio del trabajo.
Adriana Quiñones, representante de ONU Mujeres en Guatemala, dijo: "la emergencia del COVID-19 ha tenido un impacto en todos los niveles de la sociedad, pero las trabajadoras del hogar y sus familias realizan un trabajo esencial que debe ser valorado y remunerado en consecuencia".
Quiñones continuó: “Las trabajadoras del hogar nos han modelado para saber cómo es una respuesta solidaria, debemos aprender de ellas y apoyar sus esfuerzos”.