Cada ráfaga de viento podría contener microplásticos, según un nuevo estudio publicado en la revista Nature Geoscience.
Un equipo de investigadores de Francia y Escocia querían averiguar cuántos microplásticos podrían encontrarse en las áreas más remotas del mundo, donde se utiliza muy poco plástico, si es que alguno.
Así que viajaron a las montañas de los Pirineos, que durante mucho tiempo ha sido un imán para los contaminantes industriales transportados por el viento, según publicó Quartz.
El equipo visitó regularmente un lugar remoto en el lado francés de las montañas durante un período de cinco meses para recopilar datos y descubrió que cada metro cuadrado de tierra almacenaba 365 piezas de microplástico cada día.
En todo el Pirineo, esto podría ascender a miles de millones de partículas cada día.
Los investigadores dijeron que su investigación destaca la necesidad de estudiar de manera más completa la contaminación plástica y sus efectos en los seres humanos y los ecosistemas.
"La basura plástica es un problema mundial en constante crecimiento y uno de los desafíos ambientales clave de esta generación", escribieron los autores en una introducción. "Los microplásticos han alcanzado los océanos a través del transporte fluvial a escala global".
"Con la excepción de dos megaciudades, París y Dongguan, existe falta de información sobre el transporte microplástico atmosférico", agregaron.
En los últimos años, la escala de la contaminación plástica ha adquirido un enfoque alarmante.
La cantidad de plástico que se produce cada año pesa tanto como toda la humanidad, y se espera que aumente en un 40% durante la próxima década. Solo alrededor del 9% de este plástico se recicla, lo que significa que el 91% se desecha de manera que pueda contaminar los ambientes.
A medida que el plástico se rompe, se desintegra en pequeñas partículas conocidas como microplásticos.
Se estima que hay 5,25 billones de microplásticos en los océanos del mundo, que se convierten en imanes para toxinas como los pesticidas, y son consumidos rutinariamente por la vida marina.
Las noticias sobre animales que mueren por comer demasiado plástico se han vuelto cada más comunes en el último año. Por ejemplo, una ballena fue encontrada en Filipinas con 39 kilos de plástico en sus entrañas, y las tortugas marinas mueren regularmente por el consumo de plástico.
El humano promedio consume aproximadamente 70,000 microplásticos cada año al comer alimentos, beber agua y respirar aire lleno de partículas.
Aunque los efectos de esta contaminación deben estudiarse más de cerca, a los científicos les preocupa que puedan tener consecuencias para la salud, especialmente porque el plástico a menudo está compuesto de materiales cancerígenos.