Las personas que intentan escalar el Monte Everest tienen que hacer un depósito de $4,000 antes de su ascenso para que solo regresen con el kilo de basura que generan en la cima.
Esto ocurre porque el gobierno nepalí está cansado de que la montaña más alta del mundo sea tratada como un vertedero, de acuerdo con lo publicado por ABC News.
El Monte Everest tiene más de 30 tonelada de basura y desechos humanos que han sido dejados por los escaladores a lo largo de los años. Tiendas de campaña, botes, ropa, empaques de alimentos y mucho más se pueden encontrar dispersos por los acantilados, arruinando la gran belleza de la montaña y representando una amenaza para la vida silvestre.
Ahora el gobierno nepalí, con el apoyo de voluntarios, ha lanzado una campaña para limpiar la contaminación.
Desde el 14 de abril, los equipos de voluntarios han recolectado un estimado de 3 toneladas de basura, y los militares han contribuido a transportar basura no biodegradable a la capital Katmandú para su eliminación. Los equipos pretenden recolectar casi 10 toneladas de basura para el 29 de mayo, el 66 aniversario de la primera ascensión al Everest por parte de Sir Edmund Hillary y Tenzing Norgay.
A pesar de los avances tecnológicos, el Monte Everest sigue siendo un desafío formidable para los escaladores experimentados. Solo 5,200 personas llegaron a la cima, y al menos 302 personas murieron tratando de llegar.
Unas 775 personas adicionales intentaron el ascenso este año, según informó ABC News, y varios miles más han intentado escalarlo.
El hecho de que una cantidad tan pequeña de personas pueda generar una cantidad tan grande de residuos refleja el problema más grande de la gestión de residuos en todo el mundo, especialmente los residuos plásticos.
A nivel mundial, el mundo genera más de 300 millones de toneladas de plástico al año y solo una fracción de este se recicla. La mayoría de los plásticos terminan en vertederos o ecosistemas contaminados. Los océanos del mundo, por ejemplo, absorben más de 8 millones de toneladas de plástico al año, lo que es comparable a un camión de basura lleno de plástico que se vierte en un curso de agua cada minuto.
Una reciente investigación ha demostrado cómo estos desechos de plástico dañan la vida marina y, en última instancia, terminan en los alimentos que comemos, el agua que bebemos y el aire que respiramos.
Aunque los países han comenzado a restringir la producción de plástico, se espera que el mundo cree un 40% más de plástico por año en una década.
Además no solo el plástico genera un grave problema de gestión de residuos. Todo, desde desechos electrónicos hasta materia fecal, está contaminando los ambientes marinos y la tierra en formas que son peligrosas para la salud humana.
El Monte Everest ha sido durante mucho tiempo un testamento simbólico de la resistencia humana. Si se puede limpiar la montaña más alta del mundo, quizás también se pueda rehabilitar el resto del planeta.