La capa de ozono está en camino de recuperarse parcialmente para el 2030 y de lograr una total recuperación para mitad del siglo, de acuerdo a recientes afirmaciones de Naciones Unidas.
La capa de ozono se encontraba en estado crítico a punto de ser totalmente destruída en 1980, pero cuando los científicos realizaron este descubriiento rápidamente descubrieron que uno de las causas era la utilización de ciertos químicos presentes en los aerosoles como los clorofluorocarbonos (CFC).
Los científicos rápidamente exigieron a los líderes mundiales prohibir ese tipo de químicos y tuvieron éxito, sentando un exitoso precedente para la lucha por el medio ambiente, habiendo salvado a la humanidad de las consecuencias devastadoras de perder la capa de ozono.
Y ahora, gracias al Protocolo de Montreal, el tratado global que protege la capa de ozono firmado en 1987, está dando buenos resultados.
“El protocolo de Montreal es uno de los tratados multilaterales más exitosos de la historia por una razón”, dijo Erik Solheim, Director de Medio Ambiente de las Naciones Unidas, a través de un comunicado. “La mezcla cuidadosa de ciencia y acción colaborativa ha definido el protocolo por más de 30 años y fue realizado con tanta precisión que es justamente por eso que la Enmienda de Kigali es una gran promesa para las futuras acciones climáticas futuras”.
Desde el 2000, la capa de ozono ha comenzado a mejorar en una tasa de entre el 1% y 3%, de acuerdo a lo indicado por Naciones Unidas. La capa de ozono se encuentra en la capa superior de la atmósfera y bloquea los rayos ultravioletas dañinos. Sin ella, aumentan las posibilidades de cáncer de piel o daños en los ojos, entre otros problemas de salud de acuerdo a lo publicado por The Guardian.
En el siglo XX, los CFC´s fueron presentados como una alternativa a otras sustancias químicas como el amoníaco, y comenzaron a ser utilizadas en electrodomésticos tales como heladeras y aires acondicionados.
El problema ocurre cuando los CFC´s se elevan a la atmósfera y la luz ultravioleta comienza a separar los compuestos y las moléculas de cloro son liberadas y actúan de forma negativa en reacción junto con otras sustancias en el ozono.
Con los años, el Protocolo de Montreal fue actualizado para luchar contra otros químicos que también fueron identificados como dañinos para el medio ambiente.
En el 2016 el Protocolo de Montreal fue actualizado para incluir el Acuerdo de Kigali, que también alcanza a los hidrofluorocarbonos, otra sustancia tóxica para el ozono. Se espera que el acuerdo de KIgali sea ratificado el próximo año.
Más tarde ese mismo año también se descubrió que los niveles de ozono estaban declinando por un inesperado crecimiento en el uso de CFCs. La fuente de estas emisiones fue rastreada hasta China. Es por eso que se los busca parar y las Naciones Unidas y otros organismos de regulación global actualmente se encuentran presionando al Gobierno chino para cortar estas emisiones.
Sin embargo, incluso con estas nuevos valores, la capa de ozono se está recuperando según un reciente informe de Naciones Unidas, y los beneficios de su recuperación van mucho más allá de frenar la radiación ultravioleta.
Las sustancias que dañan el ozono son también gases de efecto invernadero y su eliminación podría ayudar a prevenir alrededor de 0.4 grados celsius en calentamiento global. El Acuerdo Climático de París espera poder prevenir que las temperaturas aumenten más de 1.5 o 2 grados celsius por arriba de los niveles preindustriales, por lo que 0.4 grados podrían romper ese acuerdo global.
El Protocolo de Montreal también muestra que los países pueden unirse para proteger el medio ambiente en situaciones de emergencia. Mientras el cambio climático siga siendo un desafío complejo de resolver, se requiere de políticas ambiciosas y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad, que van más allá de la prohibición de aerosoles. Las consecuencias podrían ser más extremas y graves que las de perder la capa de ozono y es ahora mismo el momento en el que hay que comenzar a tomar acción al respecto.