Los residuos plásticos que solían abarrotar las calles y los vertederos de Abidjan, Costa de Marfil, ahora se están utilizando para crear escuelas y empoderar a las mujeres, según informa el New York Times.
La empresa colombiana Conceptos Plásticos se asoció recientemente con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, para convertir los desechos plásticos en centros de aprendizaje.
Hasta el momento se han construido nueve aulas, y está planificada la construcción de 528. En un país que tiene escasez de edificios escolares de calidad, esta nueva iniciativa está ayudando a transformar la educación, al tiempo que crea un modelo para el desarrollo sostenible que puede replicarse en todo el mundo.
Según UNICEF, todo el proyecto depende del trabajo duro y la determinación de las mujeres que recogen los desechos plásticos a diario para venderlos a intermediarios de reciclaje. Abidjan genera alrededor de 300 toneladas de desechos plásticos por día y solo el 5% se recicla directamente. Durante años, cientos de mujeres madrugaron en Abidjan para recorrer las calles y los vertederos en busca de basura plástica que luego clasifican y venden en los mercados, ganando entre $8 y $ 17 por semana, señala el New York Times.
Ese ingreso está muy por debajo del salario mínimo nacional, $25 por semana, pero ayuda a las familias con gastos como el pago de los aranceles de educación.
A través del proyecto de la edificación de escuelas de plástico, estas mujeres ahora están ganando más por sus esfuerzos.
Los representantes de UNICEF se comunicaron con Conceptos Plásticos para abordar una serie de problemas: la desigualdad de género, el sistema escolar con fondos insuficientes y la contaminación plástica.
Las primeras nueve escuelas se construyeron enviando desechos plásticos a una fábrica en Colombia, donde se crean los ladrillos y se envían de regreso a Costa de Marfil para construir escuelas que son más baratas de producir en comparación con los métodos tradicionales.
Las nuevas escuelas también son más resistentes y se adaptan al clima, según indica el Times. Los edificios escolares tradicionales hechos de ladrillos de barro y palos se desmoronan regularmente y requieren reparaciones después de las tormentas y el clima cálido, pero las escuelas fabricadas en base al plástico son impermeables, a prueba de fuego y resistentes al viento. También se mantienen más frescos que los edificios de barro y palos, lo que permite a los estudiantes y maestros permanecer más cómodos durante el día, y poder encontrar mejor soporte para las pizarras y ventanas.
“Uno de los principales desafíos que enfrentan los escolares marfileños es la falta de aulas. O no existen, o cuando lo hacen, están superpobladas, lo que hace que el aprendizaje sea una experiencia desafiante y desagradable", dijo el representante de UNICEF, el Dr. Aboubacar Kampo, en un comunicado de prensa. “En ciertas áreas, por primera vez, los niños de kindergarten de vecindarios pobres podrían asistir a las aulas con menos de otros 100 estudiantes. Los niños que nunca pensaron que habría un lugar para ellos en la escuela podrán aprender y desarrollarse en un aula nueva y limpia".
Conceptos Plásticos finalmente tiene la intención de construir 528 aulas para unos 26.400 estudiantes durante la primera fase de su contrato con UNICEF. El equipo también quiere construir letrinas, centros comunitarios e incluso casas utilizando ladrillos de plástico.
La compañía está en el proceso de construir una fábrica en Abidjan, que empleará a 30 personas y comprará plástico a más de 1,000 mujeres por día.
En el futuro, la compañía planea construir escuelas en toda la región.
Empresarios, científicos y artistas han desarrollado formas inteligentes de reciclar y reutilizar los desechos plásticos. En Kenia, un barco hecho con sandalias de plástico reciclado zarpó recientemente. En la India, los desechos plásticos se convierten en asfalto y se utilizan para pavimentar carreteras. E incluso artistas han desarrollado impresionantes instalaciones con residuos plásticos.
Por ejemplo, el artista Benjamin Von Wong construyó una ola masiva de 168,000 sorbetes de plástico recuperadas.
En el caso de la iniciativa en Abidjan muestra a la perfección que una plaga comunitaria puede convertirse en un excelente recurso.