Un equipo de buzos descubrió un arrecife de coral prístino cerca de la costa de Tahití a más de 30 metros de profundidad, según la UNESCO. 

El arrecife presenta corales en forma de rosa que, en conjunto, se extienden por 3 kilómetros (aproximadamente 1,86 millas) de longitud y 60 metros (casi 200 pies) de ancho. El aspecto más destacable del descubrimiento es que los arrecifes permanecen intactos, sin sufrir los eventos de blanqueamiento - causados en gran parte por el calentamiento de las aguas debido al cambio climático - que han marcado tantos otros arrecifes en todo el mundo. 

"Fue mágico ver los gigantescos y hermosos corales rosas que se extienden hasta donde alcanza la vista", dijo Alexis Rosenfeld, un fotógrafo submarino francés que formó parte del equipo de buzos internacionales que hizo el descubrimiento. "Era como una obra de arte".

La inmensa mayoría de los arrecifes de coral ocupan un espacio inferior a 25 kilómetros por debajo de la superficie, lo que convierte el último descubrimiento en una especie de anomalía. 

Pero lo que el hallazgo sugiere es que probablemente existan más arrecifes intactos a profundidades similares en todo el mundo, sobre todo porque sólo se ha explorado el 20% del lecho marino. A medida que salgan a la luz nuevos arrecifes, los científicos podrán desarrollar conocimientos que ayuden a su conservación.

Todavía asociamos los corales con los mares tropicales menos profundos, pero aquí encontramos un enorme sistema de arrecifes de coral hasta ahora desconocido", declaró a la BBC Murray Roberts, científico marino de la Universidad de Edimburgo. 

"Como las aguas poco profundas se calientan más rápido que las profundas, es posible que estos sistemas de arrecifes más profundos sean refugios para los corales en el futuro. Tenemos que salir a cartografiar estos lugares especiales", dijo.

Pocos ecosistemas han sido tan devastados por el cambio climático como los arrecifes de coral. Más del 14% de los arrecifes se han perdido en los últimos años y hasta el 90% podría ser destruido si las temperaturas globales siguen aumentando a causa de las emisiones. 

El océano absorbe la mayor parte del exceso de calor atrapado en la atmósfera. Como resultado, experimenta frecuentes olas de calor que crean condiciones de horno para las criaturas marinas. 

Los corales son especialmente vulnerables a los cambios de temperatura y sufren un proceso llamado "blanqueamiento del coral" cuando se estresan excesivamente de esta manera. La decoloración se produce cuando los corales expulsan los microorganismos simbióticos que les dan color y se vuelven blancos.

Los arrecifes de coral, que antes eran vibrantes mosaicos de color, ahora parecen cementerios óseos. Con el tiempo, pueden desaparecer por completo, incapaces de recuperarse de las olas de calor. 

Los científicos han desarrollado todo tipo de medidas improbables para ayudar a los arrecifes a adaptarse al cambio climático, incluyendo el refuerzo de los microbiomas de los corales, el despliegue de corales creados en laboratorio y la propagación de las variedades más resistentes de coral. 

Pero incluso si algunas de estas medidas tienen éxito, un gran porcentaje de las más de 900 especies de coral conocidas actualmente podría extinguirse.

Por tanto, una de las formas más eficaces de proteger el coral es limitar las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el aumento de la temperatura de los océanos. Pero hay que hacer aún más, advierten los científicos.

Los países también tienen que limitar la sobrepesca que está vaciando los ecosistemas de los arrecifes y la contaminación marina generalizada que los envenena.

El nuevo arrecife en forma de rosa demuestra que el planeta aún no ha cambiado irreversiblemente. Con un esfuerzo colectivo, el medio ambiente mundial puede recuperarse de los daños del siglo pasado y volver a un equilibrio que permita que los arrecifes de coral prósperos sean la norma.