Por qué es importante para los Global Citizens
A medida que el cambio climático continúa aumentando las temperaturas globales, las olas de calor se han convertido en una amenaza creciente para la salud pública. A menos que se tomen medidas para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, las olas de calor seguirán haciéndose más extremas, poniendo en peligro a millones de personas en todo el mundo. Puedes unirte a nosotros para tomar medidas sobre estos temas aquí.

Las autoridades en Francia han aconsejado a las personas que permanezcan en lugares cerrados, se han abierto edificios estatales para proporcionar espacios con sombra, se desaceleraron las líneas de tren, prohibieron cruceros por el río y distribuyeron botellas de agua a las personas sin hogar mientras una brutal ola de calor azotó recientemente el país, según informó The Guardian.

Las olas de calor se extienden en gran parte de Europa, con países como Bélgica, Francia, Alemania, los Países Bajos y el Reino Unido siendo los últimos en haber experimentado temperaturas récord. Esta es la segunda ola de calor devastadora que ha afectado a la región en cuestión de semanas y no habría sido posible sin el cambio climático, según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

"Unas olas de calor tan intensas y extensas llevan la firma del cambio climático provocado por el hombre", dijo Johannes Cullman, director del Departamento de Clima y Agua de la OMM, a través de un comunicado. “Esto es consistente con el hallazgo científico que muestra evidencia de eventos de calor más frecuentes, prolongados e intensos, ya que las concentraciones de gases de efecto invernadero llevan a un aumento de las temperaturas globales”.

"La OMM espera que 2019 esté entre los cinco años más calurosos registrados, y que 2015-2019 sea el más cálido de cualquier período equivalente de cinco años registrados", dijo.

En París, las temperaturas alcanzaron los 42.6 grados centígrados recientemente, rompiendo un récord de 70 años. Otros pueblos y ciudades de Francia también se vieron afectados alcanzando máximos históricos similares.

Como resultado, muchas áreas promulgaron anuncios "alerta roja" para pedirle a las personas que permanezcan en lugares cerrados y tomen precauciones al exponerse al calor, según informó The Guardian. Francia, en particular, es un país obsesionado por el potencial letal de las poderosas olas de calor. En 2003, se atribuyeron 15,000 muertes a una ola de calor.

La exposición a las olas de calor puede causar rápidamente complicaciones de salud, como calambres, deshidratación y un golpe de calor. Los más jóvenes, ancianos, las personas que trabajan al aire libre y las personas sin acceso a dispositivos de refrigeración son especialmente vulnerables a los efectos de las olas de calor. Durante las olas de calor severas, las personas en áreas urbanas, donde los espacios abarrotados y las superficies oscuras pueden hacer que las temperaturas sean aún más altas, pueden morir rápidamente.


Según la OMM, a medida que el cambio climático se intensifica en todo el mundo, las olas de calor son cada vez más comunes, intensas y duraderas, exponiendo a más personas a condiciones de salud peligrosas. Se estima que 125 millones de personas adicionales estuvieron expuestas a las olas de calor durante el período comprendido entre 2000 y 2016 que las expuestas entre 1986 y 2008, de acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud.

En las próximas décadas, se espera que las olas de calor de intensidad y duración catastróficas se vuelvan más comunes y que las temperaturas medias diarias de verano puedan llegar hasta 4,5 grados centígrados más altas en algunas partes de Europa.

Para 2050, se espera que las olas de calor devastadoras ocurran al menos cada dos años en algunas partes de Europa, creando lo que es esencialmente una nueva normalidad, de acuerdo a lo informado por la OMM.

Reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero que atrapan el calor es la única forma de evitar que estas olas de calor empeoren.

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Las olas de calor sin precedentes en Europa llevan la "Firma del cambio climático"

Por Joe McCarthy  y  Erica Sánchez