A medida que las emisiones globales continúan aumentando, la posibilidad de evitar que las temperaturas aumenten más allá de 1,5 grados centígrados es cada vez más improbable, según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
De hecho, los países tendrían que reducir sus niveles de emisiones de gases de efecto invernadero en un 7,6% cada año en promedio para lograr el objetivo de 1,5 grados. Para evitar que las temperaturas suban más de 2 grados centígrados, tendrían que reducir sus emisiones en un 2.7% en promedio por año.
Pero durante los últimos años, las emisiones han ido en la dirección opuesta, aumentando un 1,5% anual.
Según las tendencias actuales, el mundo puede esperar un calentamiento de al menos 3,2 grados centígrados para finales de siglo, según el PNUMA. Pero esa no es una conclusión inevitable, y la diferencia entre el calentamiento de 1.5 grados, 2 grados y 3.2 grados es tan grande que el PNUMA insta a los países a hacer todo lo posible para hacer la transición inmediata a economías de bajas emisiones.
"Tenemos que aprender de nuestros errores", dijo Inger Anderson, director ejecutivo del PNUMA, en el prólogo del informe. "Cualquier retraso adicional conlleva la necesidad de recortes más grandes, más caros y poco probables".
"Necesitamos victorias rápidas, o el objetivo de 1,5 grados centígrados del acuerdo de París se escapará de nuestro alcance", agregó. “El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) nos advirtió que ir más allá de 1.5 grados centígrados aumentará la frecuencia e intensidad de los impactos climáticos, como las olas de calor y las tormentas presenciadas en todo el mundo en los últimos años. No podemos darnos el lujo de fracasar".
El nuevo informe explora la reducción de emisiones a través de la lente del acuerdo climático de París. Bajo el marco global, los países propusieron voluntariamente recortes de emisiones (NDC) que generalmente se consideran inadecuadas.
El PNUMA se centra particularmente en las NDC del G20, un grupo de 19 países y la Unión Europea, que representa el 78% de todas las emisiones.
Estos países tienen la capacidad de evitar que las temperaturas aumenten más allá de 1,5 grados centígrados si comienzan a aprovechar las tecnologías emergentes, frenar la industria de los combustibles fósiles, priorizar la salud de los ecosistemas y modernizar la infraestructura.
Estas son cinco potenciales soluciones que conducirían a "victorias rápidas" que el PNUMA dice que están disponibles para aquellos países que deseen reducir significativamente sus emisiones.
1. Dejar de extraer combustibles fósiles.
Para mantenerse dentro del presupuesto global de carbono, la gran mayoría del petróleo, el carbón y el gas natural que quedan en el mundo deben permanecer bajo tierra. Los países ya no pueden entregar nuevas licencias de extracción en sitios de combustibles fósiles no desarrollados, especialmente en paisajes remotos y frágiles y ambientes marinos.
En cambio, deben comenzar a eliminar por completo la industria de los combustibles fósiles.
2. Cambiar los subsidios a los combustibles fósiles a las energías renovables.
Además de ponerle fin a las licencias para nuevos proyectos de combustibles fósiles, los países deben dejar de subsidiar la industria de los combustibles fósiles, según el PNUMA. A nivel mundial, se gastan más de $5 mil millones en subsidiar las mismas sustancias que están causando el cambio climático descontrolado.
Si estos subsidios se cambiaran a energías renovables, el mundo podría expandir exponencialmente su suministro de energía eólica, solar y otras formas de energía limpia.
3. Eliminar las centrales eléctricas de carbón.
El carbón impulsó la revolución industrial, pero es el combustible fósil con mayor consumo de carbono. Las centrales eléctricas de carbón generan la mayor parte de la energía mundial, pero su impacto en el medio ambiente, tanto en términos de calentamiento como de contaminación del planeta, ya no es sostenible.
El PNUMA insta a los países a prohibir todas las nuevas centrales eléctricas de carbón y eliminar las plantas existentes en favor de alternativas menos dañinas.
4. Ampliar el transporte público e invertir en vehículos eléctricos.
El transporte representa el 28% de las emisiones de carbono del mundo, y los automóviles de pasajeros representan una parte significativa de este total. Si los países invirtieran más dinero en transporte público, en forma de autobuses eléctricos, trenes de alta velocidad y metro, y transbordadores eléctricos, entonces el impacto ambiental del sector del transporte podría minimizarse significativamente.
Invertir en vehículos eléctricos y poner límites a los vehículos a gasolina tradicionales es otra forma de transformar el transporte. Países como Noruega y China se encuentran entre los países a la vanguardia de tales inversiones.
5. Adaptar los edificios para que sean energéticamente eficientes.
En ciudades densamente pobladas, la quema de combustibles fósiles para calentar y electrificar edificios es la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero. Al modernizar los edificios antiguos para conservar y minimizar el uso de energía, las ciudades pueden reducir significativamente su huella de carbono.