La Organización Mundial de la Salud (OMS) enumeró la indecisión hacia la vacuna como una de las 10 amenazas principales a la salud global en 2019. Sin embargo, en 2021, continúa siendo una amenaza más que nunca.
Definida por la OMS como la “reticencia o el rechazo a ser vacunado a pesar de la disponibilidad de vacunas”, la indecisión hacia las vacunas tiene el potencial de revertir los avances en la erradicación de algunas de las enfermedades infecciones más mortales del mundo.
Actualmente, mientras la pandemia de COVID-19 continúa devastando comunidades en todo el planeta, la amenaza de la indecisión hacia las vacunas se ha vuelto más evidente y grave.
La crisis de salud global actual ha terminado con la vida de más de 2 millones de personas, infectado a más de 100 millones e impactado la vida de la mayoría de la gente en el mundo, sin importar la ubicación geográfica o el nivel socioeconómico.
Una de las mejores maneras de evitar la transmisión del virus mortal, mientras las fatalidades disminuyen, es inmunizar a la población global con las vacunas del COVID-19.
“Si la gente no se vacuna, no solo puede infectarse, también puede transmitir las enfermedades infecciosas mortales”, afirmó a Global Citizen Jeffrey Lazarus, jefe de investigación en sistemas de salud del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). “Ya que los contribuyentes pagan por asistencia médica, hay muchas razones para mantener a la población saludable, y las vacunas son bastante asequibles y extremadamente seguras”.
¿Por qué es importante abordar la indecisión hacia la vacuna?
Junto a los retos de producir suministros suficientes para vacunar a todo el mundo y distribuir las dosis disponibles de manera equitativa, una barrera mayor para erradicar la pandemia del COVID-19 es convencer a la gente de que se vacune realmente una vez que la vacuna esté disponible.
En una investigación global dirigida por Lazarus, que examinó los índices de aceptación de las vacunas del COVID-19 potenciales en 19 países, las encuestas en China arrogaron la cifra más alta (89%) de respuestas positivas cuando se les preguntó a los encuestados si aceptarían ser vacunados con una “vacuna eficaz, segura y probada”, mientras las encuestas en Rusia arrogaron la cifra más baja (55%) de respuestas positivas.
En ocho de los países, incluyendo Canadá, Singapur, Nigeria y Francia, menos de 70% de la población respondió de manera positiva.
Estos datos no son una buena señal para los planes de desarrollar la inmunidad colectiva contra el COVID-19. Entre 70% y 90% de la población probablemente tendrá que ser vacunada contra el virus para lograr la inmunidad colectiva y detener la transmisión, afirmó en diciembre el Dr. Anthony Fauci, experto estadounidense en enfermedades infecciosas.
Pero combatir la indecisión hacia la vacuna no solo es un asunto específico de la pandemia del COVID-19. La vacunación es una de las maneras más eficaces y rentables de prevenir enfermedades. Actualmente, evita de 2 a 3 millones de muertes al año.
Sin embargo, si las generaciones se vuelven indiferentes ante la idea de vacunarse, las infecciones y las muertes podrían aumentar fácilmente. El sarampión, por ejemplo, presentó un repunte de 30% en casos a nivel global de 2016 a 2017, provocando un rebrote en algunos países que estaban a punto de eliminarlo para siempre.
¿Por qué las personas están indecisas sobre las vacunas?
Las personas que muestran indecisión ante las vacunas son aquellas que aplazan la aceptación o rechazan las vacunas a pesar de la disponibilidad de los servicios de vacunación, según la OMS. Esta reticencia o rechazo a ser vacunado puede surgir de creencias religiosas, del miedo por la falta innecesaria de confianza, entre otras cosas.
La difusión de la desinformación es un factor importante de la indecisión hacia la vacuna, afirmó Lazarus. Ya sean verdades retorcidas, mentiras patentes o teorías de conspiración, la desinformación sobre las vacunas ha jugado un papel esencial en la disminución de la confianza y la fiabilidad públicas durante el proceso de inmunización.
En la era de los medios sociales, la desinformación se extiende como incendio forestal.
El año pasado, Facebook y YouTube anunciaron que eliminarían afirmaciones falsas sobre la vacuna del COVID-19 que hubieran sido desacreditadas por expertos en salud pública, una medida que tenía como propósito ayudar a frenar la divulgación de afirmaciones falsas que disuaden los esfuerzos de la inmunización.
La indecisión hacia la vacuna también está vinculada a la falta de confianza en el sistema, sea éste el gobierno o el sistema de salud pública. Una investigación reciente de The Lancet halló que porcentajes más altos de encuestados sin historial de vacunación reciente se asociaban a una falta de confianza en el gobierno nacional.
La desconfianza en el sistema también puede variar entre comunidades específicas en un país. En Pakistán, la desconfianza en las vacunas recrudeció después de que el gobierno de Estados Unidos creó un programa de vacunación falso contra la hepatitis B en un intento por recolectar evidencias de ADN mientras buscaba a Osama bin Laden.
En la República Democrática del Congo, la desconfianza en la vacuna del ébola surgió de años de conflicto armado y de la inestabilidad política que crearon un ambiente de escepticismo hacia el personal de respuesta, las autoridades y los empleados de asistencia médica.
En Estados Unidos, los estadounidense negros son menos propensos a vacunarse que otros grupos étnicos o raciales. Solo 42% de ellos respondió que de manera definitiva o probablemente se pondría la vacuna del COVID-19 en una investigación de diciembre del Pew Research Center.
La aceptación de la vacuna relativamente baja por parte de los estadounidenses negros forma parte de una desconfianza más general hacia la medicina de la comunidad, que se basa en ejemplos históricos como el estudio de sífilis de Tuskegee, al igual que el racismo constante dentro de la industria de asistencia médica que les ha dado razones para ser escépticos acerca del sistema y sus recomendaciones.
La indecisión hacia la vacuna también puede ser resultado de inconveniencia en términos de oportunidad o costo económico.
“Si tienes un empleo y tienes pocos días libres al año, ¿usarías uno de estos días para vacunarte de una enfermedad que no tienes? Quizá no priorizarías ese tiempo”, afirmó Lazarus. “Esto afecta en particular a aquellas personas de bajos ingresos o con varios hijos”.
La gente de países o comunidades más pobres podría enfrentar incluso más complicaciones que aumentan la indecisión hacia la vacuna, como la falta de transporte a la clínica más cercana, o el tiempo y el costo que necesita para llegar al lugar de vacunación, afirmó Lazarus. Los migrantes y las personas desplazadas internamente enfrentan retos similares, además de las barreras de lenguaje potenciales y la falta de acceso a la asistencia médica.
Todos estos factores juegan un papel al determinar las probabilidades de que un individuo reciba una vacuna.
¿Cómo combates la indecisión hacia las vacunas?
Una de las formas principales de combatir la indecisión hacia las vacunas es concientizar y mejorar la alfabetización relacionada con las vacunas. Lo que significa que el público debe estar informado sobre los hechos, desmentir los mitos y construir la confianza en la seguridad y la eficacia de las vacunas candidatas aprobadas.
En el contexto de la vacuna del COVID-19, las campañas de concientización pueden ayudar a las personas a entender que la velocidad en la cual la vacuna se desarrolló no sacrificó las prácticas regulatorias, que la nueva tecnología mRNA usada en las vacunas no es en realidad tan nueva y que el riesgo de efectos secundarios potenciales se espera en cualquier vacuna o tratamiento médico.
Muchas celebridades y políticos también han elegido recibir sus dosis de vacuna del COVID-19 en público o usan sus plataformas para compartir sus experiencias de vacunación como una manera de fomentar la confianza pública.
Lazarus también afirmó que es importante “encontrar los mensajes que resuenen con la población destinataria”. Convencer a los jóvenes de vacunarse, por ejemplo, los mensajes de salud pública pueden enfatizar la importancia de ser vacunado para el beneficio de amigos y familiares de mayor edad. A las personas mayores de 80 años vacunarse les brinda más oportunidades de vivir una vida longeva.
Los países también deben desarrollar maneras de proveer servicios accesibles a las poblaciones más aisladas. Ya que para las personas que viven en zonas rurales o más pobres, es importante que los servicios lleguen a ellos en lugar de esperar a que ellos hagan sacrificios para vacunarse.
“Se trata de llevar los servicios al cliente lo más cerca posible y crear sistemas de salud enfocados en la gente”, afirmó Lazarus. “Los sistemas de salud deben contar con servicios de alcance o incluso servicios móviles para llegar a las personas bajo sus propios términos”.
Hay muchas razones por las cuales la gente duda sobre las vacunas, a pesar de su historia de seguridad y eficacia. Pero en aras de la comunidad global, reemplazar la indecisión por la confianza es esencial para lograr un mundo donde todos puedan tener una buena salud.
Traducción: Adam Critchley