La pobreza se ha disparado en el mundo debido a las interrupciones económicas causadas por la pandemia del COVID-19.
Pero la pobreza predominaba antes de 2020, cuando mil millones de personas en el mundo carecían de los derechos humanos básicos como acceso al agua potable, saneamiento, alimentos, cobijo y educación.
De hecho, la escala de la pobreza y sus privaciones cotidianas empeoraron la pandemia. Las personas con más probabilidades de morir y sufrir una enfermedad severa eran aquellas sin acceso a un ingreso estable, asistencia médica confiable y otras protecciones sociales. Mientras tanto, la desigualdad actual en el acceso a las vacunas surgió entre los países pobres y ricos, recrudeciendo las desigualdades globales.
Conforme los países buscan contener el COVID-19, un regreso a la manera como eran las cosas no es una opción, según Olivier De Schutter, el Relator Especial de Naciones Unidas sobre Pobreza Extrema y Derechos Humanos. En su lugar, los países deben garantizar condiciones de vida básicas.
“Vemos que cuando la protección social es frágil, los más pobres pagan el precio”, afirmó De Schutter. “Debido a la pandemia del COVID-19 y a la desaceleración económica, se estima que 115 millones de personas más han caído en la pobreza extrema en 2020 y 35 millones más podrían caer este año.
“Esto podría haberse evitado con mecanismos de protección social sólidos, que demuestran que si los gobiernos mantienen niveles bajos de apoyo social, las sociedades no están listas para amortiguar los impactos”, añadió. “De hecho, chocan contra una pared de piedra”.
De Schutter recientemente habló con Global Citizen acerca del esfuerzo global para lograr un “suelo de protección social”, de la idea errónea que tiene la gente sobre el bienestar, y de qué manera la erradicación de la pobreza beneficia a todos.
Global Citizen: ¿Qué significa un “suelo de protección social”? ¿Qué derechos garantizaría este suelo?
Olivier De Schutter: Desde que nacen hasta que mueren, las personas deben contar con el acceso garantizado a la asistencia médica esencial y la seguridad de ingreso básico. Ésta es la idea básica detrás de los suelos de protección social, un conjunto de garantías de seguridad social básicas definidas a nivel nacional, para asegurar que todos puedan alcanzar lo que se considera como una necesidad en una sociedad en particular. Estamos hablando de asistencia médica, atención infantil, educación y seguridad de ingreso básico para las personas que deben de dejar de trabajar debido a la edad avanzada, por enfermedad, maternidad, desempleo o discapacidad.
¿Por qué es importante crear este suelo y qué arriesgamos al permitir que grandes franjas de la población humana existan fuera de estas protecciones?
Todos en la vida pasan por fases cuando necesitan apoyo. Puede ser por un accidente, un embarazo, una bancarrota o simplemente porque deben pagar la colegiatura escolar. Las sociedades también tienen sus subidas y bajadas y pasan por crisis severas como la pandemia del COVID-19 actual o la crisis climática. Por eso es necesario visualizar mecanismos de solidaridad a nivel tanto internacional como nacional para amortiguar las vicisitudes de la vida y proteger la resiliencia social.
Es precisamente por eso que todos [los miembros de Naciones Unidas] los estados se han comprometido a garantizar la seguridad de ingreso en la vida de las personas. Sin embargo, lo anterior está lejos de ser una realidad. Incluso antes de la pandemia, 61% de la fuerza laboral global estaba aún conformada por trabajadores informales o trabajadores en formas de empleo precario, con poco o sin acceso a la protección social. 55% de la población mundial, 4 mil millones de personas, no contaba con protección social o de algún tipo, y 26% adicional tenía cobertura solo contra ciertos riesgos.
Vemos que la protección social sigue siendo poca y como resultado los más pobres pagan el precio. Debido a la pandemia del COVID-19 y la desaceleración económica, se estima que 115 millones de personas cayeron en la pobreza extrema en 2020 y 35 millones más podrían caer este año. Esto podría haberse evitado con mecanismos de protección social sólidos, que demuestran que si los gobiernos mantienen niveles bajos de apoyo social, las sociedades no están listas para amortiguar los impactos. De hecho, chocan contra una pared de piedra.
¿Por qué ha sido tan difícil asegurar financiamiento para las protecciones sociales en los países de bajos ingresos? ¿Y como puede la protección social bien financiada generar riqueza y prosperidad más amplia, que conduzca a un círculo loable que genere más ingresos fiscales?
Además de la falta de voluntad política, diversas causas explican la falta de progreso en la realización del derecho a la seguridad social en los países de bajos ingresos. La prevalencia del trabajo informal significa que solo una muy pequeña proporción de la fuerza laboral contribuye a los esquemas sociales.
Por otra parte, los grandes huecos en los registros demográficos también hacen que sea un reto para la seguridad social y las administraciones fiscales movilizar recursos nacionales para financiar e implementar programas de protección social.
Es hora de que los políticos consideren la protección social como una inversión para fortalecer la sociedad, en lugar de un costo. La protección social permite a los países pobres crear gradualmente las condiciones para un tipo de crecimiento incluyente y de este modo, sucesivamente, movilizar mejor los recursos nacionales para la financiación de la protección social. La historia demuestra que la protección social ayuda a estabilizar la economía en época de recesión económica porque ésta eleva los niveles de consumo de los hogares de bajos ingresos. También tiene efectos multiplicadores importantes: conduce a incrementar el ingreso escolar y el éxito, el bienestar en la salud y una participación más alta en el mercado laboral, beneficiando de este modo las economías locales en general.
¿Cuál es el pensamiento detrás de una protección social global? ¿Y por qué las naciones más ricas necesitan respaldar y proveer el apoyo primordial de este fondo?
El Global Fund for Social Protection (GFSP) es una nueva propuesta de mecanismo financiero que incrementaría el apoyo internacional para los países de bajos ingresos, ayudándolos de este modo a establecer y mantener esquemas de protección social para el beneficio de su población.
Se estima que los países de bajos ingresos necesitan 79 mil millones de dólares al año, incluyendo 41 mil millones de dólares para la asistencia médica con el fin de financiar la protección social para sus 711 millones de habitantes. Se trata de una suma enorme para los países de bajos ingresos, que representa 15.9% de su PIB. Sin embargo, si analizamos el panorama amplio, esta cantidad es en realidad costeable para la comunidad internacional. Se trata únicamente de la mitad del nivel total de asistencia en desarrollo oficial (ODA por sus siglas en inglés) proveída por las países de la OCDE en 2020.
Una vez que se establezca, el GFSP ayudará a los países de bajos ingresos a incrementar la movilización de recursos nacionales y redistribuir la riqueza nacionalmente, haciendo poco a poco innecesaria la ayuda internacional. A la larga, el fondo actuará como una garantía para que los países involucrados puedan continuar con sus programas sociales en épocas de crisis.
¿De qué manera las desigualdades actuales en la protección social tiene sus raíces en la desigualdad historia y la explotación entre los países?
La protección social es una de las maneras más eficaces para un gobierno de organizar la solidaridad y redistribuir la riqueza. La historia colonial y poscolonial enraizada en la explotación de los recursos para el beneficio de unos cuantos ha creado desigualdades antiguas y profundas que todavía tienen un costo humano devastador. Los mecanismos como el GFSP forman parte de un esfuerzo por abordar esos desequilibrios arraigados.
¿Cuáles son algunos ejemplos de protección social realizados con éxito que puedas resaltar?
Los países de la OCDE que ahora dependen de la seguridad social (esquemas de pensiones, seguridad social, asistencia médica, educación pública...) eran ellos mismos mucho más pobres antes de implementar la seguridad social. Hasta podríamos argumentar que ésta forma parte de la razón por la cual se volvieron ricos: realmente existe una correlación fuerte entre la riqueza nacional y la suma que los países gastan en protección social.
En todo el mundo, muchos ejemplos demuestran que el apoyo social mejora las condiciones de vida de los beneficiarios, pero también beneficia a su comunidad en general. En Etiopia, por ejemplo, se calculó que darle un dólar extra a la gente en apoyo social generaba un ingreso de 2.52 dólares para la economía local. En India, un programa de desarrollo rural, la National Rural Employment Guarantee Act, redujo el trabajo infantil 13.4% para los niños y 8.2% para las niñas.
Existen muchos discursos falsos y negativos que buscan minar los programas de bienestar social, desde la idea de que el bienestar origina pereza hasta la idea de que inevitablemente implica fraude. ¿Por qué piensas que estos mitos persisten y cómo podemos acabar con ellos?
Puede ser entendible que las personas expresen dudas sobre la contribución para financiar la protección social, porque tienen la impresión que la protección social no las beneficiará a ellas, solo a las personas en la pobreza a quienes perciben como aprovechados y responsables personalmente de sus propias dificultades. Pero ésa es una suposición totalmente errónea. Muchos esquemas de protección social de hecho no van dirigidos a los pobres, sino que ofrecen garantías para toda la población. En Francia, por ejemplo, 90% de la protección social consiste de los beneficios pagados a todos: asistencia médica, pensiones para ancianos, prestaciones familiares. Solo una pequeña fracción (2.5% del total) va dirigida específicamente a luchar contra la pobreza.
Firmemente creo que podemos combatir estos discursos falsos al presentar la protección social como un seguro contra riesgos, del cual se benefician todos los integrantes de una sociedad.
¿Cómo debemos replantear la idea de bienestar para ayudar a más personas a entender que es en beneficio de todos?
Debemos aclarar que la protección social no es caridad. Cuando está bien financiada y bien implementada, es una manera eficaz y racional de garantizar la seguridad y dignidad de todos para construir una sociedad incluyente.
¿Cuál sería tu escenario ideal de la protección social en 2030?
¡No esperemos hasta 2030! Para junio de 2022, 10 años después de que se adoptara la recomendación inicial de la OIT [Organización Internacional del Trabajo] sobre los suelos de protección social, el Global Fund for Social Protection debe estar establecido. El mundo no puede esperar a que suceda la próxima pandemia antes de estar listo. Debemos actuar ahora y nuestro Global Fund of Social Protection es nuestra mejor apuesta.
Puedes unirte a la campaña de Global Citizen Live para vencer la pobreza y defender el planeta al tomar acción aquí, y volverte parte de un movimiento impulsado por ciudadanos en todo el mundo quienes están tomando medidas junto con gobiernos, empresas y filántropos para hacer un cambio.