Después de que la ministra de sanidad de Uganda recibiera una vacuna contra el COVID-19 en marzo, un tuit ampliamente difundido afirmaba que la jeringa estaba vacía y que no había tocado su piel.
En realidad, aunque Jane Ruth Aceng recibió la vacuna durante una rueda de prensa, los periodistas le pidieron que hiciera una demostración adicional para poder captar fotos y videos claros que ilustraran la recepción de la vacuna. Estas fotos se hicieron virales y llevaron a algunos miembros del público a cuestionar su confianza en la vacuna de COVID-19.
Doreen Wainainah, quien reside en Nairobi y es la editora de noticias de PesaCheck, una de las mayores iniciativas de verificación de hechos de África, explicó cómo algunas personas en línea utilizaron este momento para dañar la confianza de la gente en la vacuna.
"Tomaron ese clip en particular [de la demostración de la inyección] sin el clip original [de la vacunación real] y dijeron: si la ministra no se vacuna, ¿por qué te vas a vacunar si el gobierno no confía en la vacuna?", explicó.
En 24 horas, el video tenía cientos de miles de visitas en Kenia, Uganda y Tanzania, según Wainainah.
"Se estaba utilizando para impulsar la narrativa antivacunación", precisó Wainainah.
Cuando el clip llegó a su equipo, pudieron ponerse en contacto con los periodistas presentes en el evento de prensa para obtener pruebas adicionales y una explicación, la cual se utilizó para aclarar el video.
Wainainah y su equipo de 20 verificadores de hechos en una docena de países africanos trabajan cada día para encontrar y desmentir afirmaciones virales en las redes sociales y en los medios de comunicación. Producen artículos en cuatro idiomas -inglés, francés, swahili y amárico- para ayudar a garantizar que la gente tenga acceso a información precisa.
En marzo de 2020, a medida que la pandemia se extendía por todo el mundo, el equipo de PesaCheck comenzó a observar un aumento de la desinformación sobre el COVID-19.
Sin embargo, según Wainainah, el tipo de desinformación ha cambiado durante la pandemia. Al principio, gran parte de ella versaba sobre cómo se originó el virus, cómo puede tratarse y, más tarde, vieron que predominaba la desinformación sobre las vacunas y sus efectos secundarios.
Doreen Wainainah leads a team of 20 fact checkers across Africa who are helping verify information in four languages on COVID-19, to combat misleading and inaccurate information.
Doreen Wainainah leads a team of 20 fact checkers across Africa who are helping verify information in four languages on COVID-19, to combat misleading and inaccurate information.
"Al principio había muchas teorías conspirativas que sostenían que el 5G causaba el COVID-19", contó. "Pero también había información errónea [sugiriendo que] los africanos no pueden contraer COVID-19 o que los africanos no pueden morir de COVID-19".
La desinformación incluyó rumores sobre cómo combatir el virus, con información falsa sobre remedios caseros, como hacer gárgaras de agua salada caliente para eliminar inmediatamente el virus del cuerpo.
Según Wainainah, otro rumor popular que se extendió en África, especialmente en Etiopía y en los países africanos francófonos —así como en el resto del mundo— era que las vacunas contra el COVID-19 podían alterar el ADN del individuo.
Con cada pieza de información imprecisa, Wainainah y su equipo actualizan su sitio web para indicar si la información es verdadera o falsa, y ofrecen una explicación junto con sus fuentes originales o las pruebas que les ayudaron a determinarlo.
PesaCheck, que es una empresa de verificación de hechos asociada a Facebook, puede marcar la información como falsa o engañosa en la plataforma de redes sociales, lo que difumina las imágenes y adjunta una nota que indica que el contenido ha sido marcado por desinformación antes de que los espectadores puedan verlo.
Aunque el equipo es capaz de verificar la mayoría de las informaciones con relativa facilidad, otras situaciones son más complejas. En Tanzania, donde la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha considerado la respuesta de COVID-19 como "muy preocupante", Wainainah comentó que ha sido un reto verificar la información.
Dos meses después de detectar su primer caso positivo de COVID-19, Tanzania levantó las restricciones y medidas que se habían establecido para detener la propagación del virus. El 28 de junio, Tanzania compartió las cifras de casos de COVID-19 por primera vez en más de un año. Anteriormente, el país dejó de comunicar los datos en abril de 2020.
Wainainah detalló que su equipo encontró información falsa procedente de Tanzania sobre cómo hacer frente al COVID-19, en su mayoría relacionada con remedios caseros, la cual fue fácil de desmentir gracias a la información creíble de la OMS que demuestra lo contrario.
"Todo lo que podemos comprobar, lo comprobamos, pero cosas como la tasa de mortalidad o el número de infecciones, por desgracia, no son datos a los que tengamos acceso. Así que no podemos verificarlo de forma independiente porque el gobierno ni siquiera aplicó pruebas de COVID-19 en el país", indicó.
Dada la "delicada situación" del país, especialmente en lo que se refiere a la libertad de prensa, los reporteros de PesaCheck y el equipo de investigación de PesaCheck establecidos en Tanzania no publican sus nombres junto a sus artículos, para evitar posibles repercusiones.
En mayo, Tanzania anunció nuevas medidas, entre ellas la de exigir a los viajeros un resultado negativo en la prueba del COVID-19 para poder entrar en el país. Además, un comité designado por el gobierno recomendó que el país comience a comunicar datos precisos sobre los casos de COVID-19, introduzca precauciones para combatir el virus y se sume a COVAX, una iniciativa mundial que proporciona al país vacunas gratuitas contra el COVID-19.
En junio, la presidenta Samia Suluhu Hassan anunció que el país se había inscrito en el programa COVAX y que tenía previsto administrar las vacunas contra el COVID-19.
Wainainah, ex periodista, comentó que tanto el periodismo como la comprobación de hechos siguen los mismos principios en términos de ética. Sin embargo, precisó que, para los periodistas, citar una fuente es prueba suficiente para incluirla en una noticia, mientras que la comprobación de hechos va más allá, preguntando a las fuentes de dónde procede su información, con el fin de verificarla.
Sumado a esto, Wainainah considera que los medios de comunicación y los periodistas suelen competir entre ellos, mientras que, según su experiencia, las organizaciones de comprobación de hechos suelen colaborar para verificar las afirmaciones.
"La red de comprobación de hechos es colaborativa. No se trata de una competencia. Así que es bastante diferente de los medios de comunicación", comentó.
En los últimos meses, Wainainah ha observado una mayor concienciación en torno a la desinformación y asegura que, a menudo, cuando alguien publica una afirmación en las redes sociales, otros la comentan para preguntar si es exacta y etiquetan a PesaCheck para que investigue el asunto.
En una época en que la desinformación es frecuente y se difunde rápidamente, sobre todo en las redes sociales, su consejo es que todo el mundo se fije siempre en la fuente de información y determine si puede ser exacta según la organización que la comparte, como los Centros de Control y Prevención de Enfermedades o la OMS.
Doreen Wainainah poses for a portrait in Nairobi, Kenya in June 2021.
Doreen Wainainah poses for a portrait in Nairobi, Kenya in June 2021.
Además, comentó que la gente puede buscar señales de alerta en las publicaciones, como errores tipográficos y logotipos o colores de marca mal colocados, ya que algunas informaciones falsas se hacen pasar por organizaciones creíbles, como la Cruz Roja o ministerios de salud.
Y añadió: "en un mundo en el que todo se vuelve viral, sea cierto o no, creo que los verificadores de hechos son necesarios para asegurarse de que la desinformación deje de ser tan viral, de modo que mitiguemos ese proceso o lo detengamos por completo".